Instituciones y ciudadanos tratan de unir esfuerzos para concientizar sobre los efectos del tabaquismo en la salud pública, pero el logro de tal objetivo tarda ya mucho tiempo.
El Día Mundial Sin Tabaco, celebrado el 31 de mayo pasado (instaurado en 1987 por la OMS -Organización Mundial de la Salud- para concientizar sobre los efectos del tabaquismo en la salud pública) encuentra a nuestro país con el Convenio Marco para el Control del Tabaco -CMCT- aún sin haber sido ratificado después de su firma en 2003. Instituciones y ciudadanos interesados han tratado de unir esfuerzos para el logro de tal objetivo, pero la situación tarda ya mucho tiempo. Es interesante ver cómo el peso de ciertas economías regionales incide en la tardanza de tal ratificación, siendo el objetivo del CMCT, según lo expresado en su artículo 3, “proteger a las generaciones presentes y futuras contra las devastadoras consecuencias sanitarias, sociales, ambientales y económicas del consumo de tabaco y de la exposición al humo de tabaco proporcionando un marco para las medidas de control del tabaco, que habrán de aplicar las partes a nivel nacional, regional e internacional a fin de reducir de manera continua y sustancial la prevalencia del consumo de tabaco y la exposición al humo de tabaco”.
Mientras tanto, la Ley Nacional N°26687/2011 y su Decreto Reglamentario N°602/2013, brindan el marco legal aplicable en la nación para tales objetivos (en Salta Capital rige la Ordenanza Municipal N°13954/2010 que prohíbe fumar en espacios públicos, con sus respectivas modificaciones).
Teniendo en cuenta la importancia del direccionamiento de la publicidad a favor de la captación de nuevos adictos (las nuevas generaciones) y la necesidad, entonces, de poner el foco en acciones para contrarrestar tales propósitos, interesa recordar además, en relación con la normativa vigente en nuestro país, la “protección ambiental contra el humo de productos elaborados con tabaco” y las sanciones y autoridades de aplicación correspondientes (capítulos IV y IX respectivamente del Decreto Reglamentario mencionado). De acuerdo con el artículo 32 del decreto, el marco de referencia para la aplicación de las sanciones es “la preservación del derecho a la protección de la salud y el derecho a un ambiente sano, consagrados en la Constitución Nacional, el derecho a que se respete la vida y la integridad física, establecidos en la Convención Americana sobre los derechos humanos, el deber de asegurar al niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar, el derecho intrínseco a la vida y el deber de garantizar la supervivencia y el desarrollo del niño, establecidos en la Convención sobre los Derechos del Niño”. Un formulario de denuncia de incumplimientos a esta normativa es disponible en el sitio web del Programa Nacional de Control del Tabaco: http://www.msal.gob.ar/tabaco/?option=com_formularios&c=denuncias.
Asimismo, el año en curso, es el Año 2020 Tabaco y EPOC -Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica- para la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria -AAMR-, que considera el Tabaquismo como enfermedad adictiva crónica (triple dependencia: química, psicológica y social), primera causa de muerte prematura y de discapacidad prevenible, enfermedad pediátrica, familiar y social (considerando la incidencia sobre los fumadores pasivos del grupo familiar o laboral alrededor del fumador activo). Es importante rescatar las estadísticas presentadas por esta asociación, para compararlas con los casos de COVID-19 en el país (al día de hoy son 16.851 los casos confirmados y 541 los fallecidos). En efecto, un promedio de 111 personas mueren por día por causa de tabaquismo, contabilizando 44.000 muertes al año (6.000 personas/año mueren por tabaquismo ajeno). A nivel mundial, son contabilizadas 7.000.000 muertes/año por tabaquismo (pandemia COVID-19: 374.569 fallecidos). Es evidente que lo afirmado por la AAMR es alarmante: el tabaquismo es una pandemia, que consume calidad de vida y vidas, además de los recursos sanitarios (y ambientales) que exceden el nivel de los impuestos al tabaco.
La importancia tradicional del sector productivo tabacalero no debería impedir la reflexión y acciones consecuentes de los gobiernos correspondientes (nacional y provinciales). La cuestión es compleja, pero la importancia dada a la Pandemia COVID-19 en nuestro país y provincia, debería ser un nuevo punto de partida para insistir en las medidas correspondientes en un sector económico que requiere el acoplamiento (¿posible?) con los criterios ambientales y sociales derivados.
En este sector de actividad también han ocurrido hechos alarmantes en cuanto a las condiciones de trabajo de los operarios rurales implicados. Lo cual representa otro problema sanitario paralelo a la cuestión ambiental -fundamentalmente la utilización de agroquímicos-. Me refiero a la enfermedad conocida como Enfermedad del Tabaco Verde -ETV- (Green Tobacco Sickness -GTS- en inglés). Se trata de una enfermedad laboral no muy reportada y poco explorada (según lo especificado en el estudio “The Green Hazards: A Meta-Analysis of Green Tobacco Sickness”*). Las referencias epidemiológicas en esta publicación comienzan en la década del 70, con un estudio en Carolina del Norte (USA). Esta enfermedad es causada por la absorción de nicotina a través de la piel de los trabajadores cuando las hojas de tabaco se encuentran húmedas, durante el cultivo y la cosecha. Los síntomas tempranos causan dolor de cabeza, náuseas, vómitos, debilidad, palidez, vértigo, sudoración excesiva, escalofríos, dolor abdominal, diarrea, aumento de la salivación, condición que puede progresar hasta la postración, falta de respiración y fluctuaciones de la presión arterial y frecuencia cardíaca. Contrarrestar esta enfermedad implica educar a los trabajadores, la dotación de los Elementos de Protección Personal -EPP- adecuados (vestimenta impermeable, guantes de protección química, calzado apropiado, etc.) y de las instalaciones necesarias para la descontaminación (lavado de manos, duchas). La subestimación de esta enfermedad por intoxicación nicotínica es debida a la fragilidad social de los trabajadores en las regiones donde esta actividad económica se realiza, expresa dicha publicación (lo cual es una evidencia en nuestra provincia).
En 2014 se produjo la internación de 52 cosechadores de hoja de tabaco (provenientes de distintas fincas) en el Hospital de General Güemes, provincia de Salta, según reporta el diario El Tribuno en una nota del 13 de febrero de ese año. Habiendo sido descartada la intoxicación por agroquímicos, en ese momento se procedió a los exámenes del metabolito de la nicotina (cotinina) en muestras de orina, para la confirmación de la ETV.
En Noviembre de 2019 se finalizó la revisión del Manual de Buenas Prácticas para la actividad tabacalera, trabajo conjunto del RENATRE -Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores- con la Superintendencia de Riesgos del Trabajo de la Nación -SRT-, con la participación de gremios de trabajadores, cámaras de productores (Salta y Jujuy) y otros actores vinculados al sector. Si bien esto representa un avance en la cuestión, en cumplimiento de la normativa laboral vigente, todavía queda mucho por hacer, si consideramos las implicancias ambientales y los efectos en la salud pública de los productos de esta actividad.
Para más información:
CMCT de la OMS en el sitio del Programa Nacional de Control del Tabaco
Día Mundial Sin Tabaco 2020
https://www.who.int/es/news-room/campaigns/world-no-tobacco-day/world-no-tobacco-day-2020
Año 2020 Tabaco y EPOC AAMR
https://www.aamr.org.ar/institucional/aamr/tabaco_epoc_2020.pdf
*The Green Hazards: A Meta-Analysis of Green Tobacco Sickness (2012)
Manual de Buenas Prácticas Tabaco Virginia
https://www.renatre.org.ar/wp-content/uploads/2020/01/Manual-Buenas-Practicas-Tabaco-comprimido.pdf
Comunicado ETV. Ministerio de Salud. Gobierno de la Provincia de Jujuy (2017)
http://www.msaludjujuy.gov.ar:8081/panel/bol/2017/Comunicado_TABACO-VERDE_N1.pdf
