El hombre desaparecido desde el 9 de mayo se llama Moisés Candalicio. La mujer que dice haberlo visto con un disparo en la cabeza también es indígena. El lugar de los hechos fue en la Estancia Los Mirkos.
Por ahora lo único seguro es que Moisés Candalicio no aparece ni entre los vivos ni entre los muertos. Está desaparecido desde el jueves 9 de mayo y varios referentes de comunidades indígenas de General Mosconi dicen que el hombre de 43 años habría sido asesinado en la Estancia Los Mirkos.
Lo que aseguró a los referentes comunitarios una mujer también indígena: que vio el cuerpo de Candalicio tendido a la vera de la finca con un disparo en la cabeza. Es lo que declaró a la sección local del diario Página 12 el referente de la comunidad Tres Paraísos, Víctor Rojas. La presunta víctima habría robado choclos de la estancia.
Ante la denuncia de los referentes comunitarios, efectivos policiales fueron a la estancia pero no encontraron ni cadáver ni elementos que dieran indicios de un asesinato. No obstante, las pertenencias de Candalicio (una honda y una yica) que la mujer recogió de la estancia – en donde también hurtaba choclos – fueron reconocidas por la familia del desaparecido.
El medio citado pudo acceder a las denuncias policiales. Allí consta que la mujer en cuestión solamente habla wichí, que necesitó de un traductor para hacer la denuncia y que en esta consta que vio a la persona tendida en el suelo pero que no sabía si descansaba o yacía muerta. Víctor Rojas, por su parte, asegura que la testigo sostuvo que la persona que vio estaba fallecida.
La pareja del desaparecido, Eloísa Pérez, radicó la denuncia por desaparición el día domingo. Ese mismo día miembros de las comunidades originarias realizaron una protesta frente a la finca. Desde la Unidad Regional Nº 4 informaron que desde el sábado se realizan rastrillajes en la finca.
Los referentes de las comunidades, mientras tanto, afirman que en Los Mirkos hay guardias armados. “Sabemos que ellos andan siempre armados”, El referente manifestó al medio citado que los niños de las comunidades que salen a “hondear” relatan que “hay un sereno que los amenaza y hace tiros al aire para que se vayan”.