Curiosidades de la historia. El patronímico de uno de los principales conspiradores para la muerte del prócer salteño, es también compartido por quien quería juntar a miles de personas en un desfile en plena pandemia.
En las últimas semanas el presidente de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes cobró notoriedad primero por pedir miles de kilos de asado al gobierno, luego por asegurar que el asado es más barato que el guiso y para finalizar arengó a sus gauchos a prácticamente tomar la provincia por asalto el 17 de junio, desestimando las recomendaciones del COE y hacer una marcha «patriótica» a modo de berrinche porque les negaron la posibilidad de realizar un desfile con miles de personas en el pico más alto de la pandemia por Covid-19.
Algo que llamó la atención a más de un malintencionado fue el parentesco del apellido del actual representante de los gauchos tradicionalistas con el del gobernador tucumano que, paradójicamente, fue parte del complot para asesinar a Martín Miguel de Güemes en junio de 1821. Ello en referencia a Bernabé Aráoz, quien hace 2 siglos jugara un rol fundamental en la traición al prócer que ahora Francisco -de igual apellido- busca reivindicar incluso a costa de la salud del pueblo que Güemes juró defender.
Diversos artículos hay escritos al respecto. Por ejemplo, bajo el título «¿Por qué traicionaron a Güemes?«, Carlos Del Frade cita al historiador Carlos Aramayo, quien señala que el contenido revolucionario en Castelli es el mismo que late en el bando redactado por Güemes el 11 de abril de 1818, “a través del cual sanciona el fuero eterno de los originarios y criollos pobres que formaban las milicias de los escuadrones que combatían a los realistas. Por esta posición, Güemes fue víctima de la conspiración de la clase terrateniente de la que provenía, que prepararon con los cabildantes de Salta y de Jujuy, junto al Gobernador de Tucumán, Bernabé Aráoz y el mismísimo General Olañeta, jefe del ejército realista y que terminó en su asesinato”.
En tanto el propio Aramayo, en otro artículo señala: «Este tipo de decisiones profundizó el odio de los terratenientes prorealistas hacia Martín Güemes y Belgrano y no pararon hasta provocar sus muertes. El 24 de mayo de 1821 la ‘clase decente’, según Bernardo Frías destituye al ‘tirano’ Güemes y nombra como gobernador a Saturnino Saravia. El 31 de mayo, apoyado por los gauchos retoma el control del gobierno. Lo más indignante y revelador del rol de la ‘clase decente’ de toda la región de Salta-Tucumán y Jujuy es que en ese momento ya estaba en marcha la infame conspiración coordinada por los cabildantes de Salta y Jujuy junto con el gobernador tucumano Bernabé Araoz que aliado con el jujeño Arias, habían apresado a Belgrano, al tiempo que se carteaban con el jefe militar realista Olañeta para preparar el ataque a Güemes».