Según una consultora el aceite aumentó un 10,6% y el pan rallado 7,3 por ciento. Las causas principales: caída del consumo.
Mientras el Gobierno pide esfuerzos para consumir menos energía y realiza timbreos, la economía arroja datos que perjudican directamente al bolsillo de los trabajadores.
Al aumento de los combustibles anunciado por YPF ayer (en el orden del 10%) debe sumarse el traslado a precios en las góndolas. Las empresas alimenticias ya enviaron a las cadenas de supermercados, hipermercados y autoservicios la corrección en los precios.
Entre las compañías que confirmaron a BAE NEGOCIOS sobre las próximas subas se encuentran Molinos, SanCor, La Serenísima, Establecimiento Las Marías y Quickfood. Además, subieron el precio del papel higiénico y los huevos. Las fuentes del sector consultadas por el matutino económico aseguraron: «Estamos claramente en el escenario de estanflación».
La consultora Focus Market analizó que los productos que más aumentaron entre junio y julio fueron: Suavizantes para ropa, 14,1%; insecticidas 11,1%; aceites, 10,6 %; jugos líquidos, 7,5 %; y pan rallado, con un 7,3 por ciento. En tanto, en el período enero-julio de 2018, el incremento largamente más elevado se ve en la harina, con el 88%; pastas secas, 42,1 %; insecticidas, 37%; aceite, 36,3 %; y sopas, con el 30,7 por ciento.
Si bien las causas son varias (liberalización de los combustibles, por ejemplo), entre los factores más importantes se encuentra la caída del consumo a causa de la pérdida de poder adquisitivo. Es decir, la depreciación del salario frente a la inflación galopante.
Por su parte, comerciantes puntualizaron sobre la baja en las asignaciones familiares y la reforma previsional, dos medidas que perjudicaron el bolsillo de millones de personas que dejaron de consumir.