El progenitor de Analía es Eduardo Kalinec, quien fue condenado a perpetua en el 2010 por secuestros, torturas y asesinatos. «Si mi padre hoy tuviese una picana, no dudaría en suministrarme corriente eléctrica», declaró la hija ante la justicia.
Analía Kalinec es integrante del colectivo Historias desobedientes y logró explicar a la justicia por qué se opone a la libertad de su progenitor. “El tránsito libre de genocidas por las calles es intolerable para lo sociedad y eso es lo que deben ver los jueces. Nos sumamos a eso, para nosotros también es intolerable que salga de la cárcel”, declaró Analía.
Con el patrocinio jurídico de Pablo Verna, Analía fue la voz de “Historias desobedientes” (un colectivo que reúne a hijos de genocidas que condenan el accionar de sus progenitores) en la audiencia que se llevó a cabo el miércoles pasado frente al tribunal de la Sala IV contra las salidas transitorias de su padre. La agrupación había solicitado integrar la discusión y, a principios de mes, la Casación la habilitó como “amicus curiae”. “Es histórico”, definió Analía en diálogo con Página 12. “Una de nuestras primeras acciones como colectivo fue la presentación de un proyecto de ley que nos habilitara a declarar contra nuestros padres. De eso a que este miércoles pudiéramos expresarnos en calidad de agrupación, como familiares de genocidas, en contra de sus accionares y en consonancia con la exigencia de la sociedad para que no haya retrocesos en materia de memoria, verdad y justicia es un gran avance, marca un hito en materia de derechos humanos”, apuntó.
Desde esa faceta ofreció su aporte en el debate sobre las salidas transitorias otorgadas a ese represor ante la Cámara de Casación Penal. Frente a los jueces, aseguró: «Si mi padre hoy tuviese una picana no dudaría en llevarme a un centro clandestino y suministrarme corriente eléctrica. En la audiencia también expusieron su disconformidad dos de sus víctimas directas, Miguel Dagostino y Daniel Mercoviano, quienes hicieron un resumen de las vejaciones que sufrieron de parte del genocida y advirtieron a los jueces sobre los efectos que en su vida imprimiría saber que está caminando libre por las calles. La Sala IV tiene cinco días hábiles para expedirse.
La exposición de Analía fue breve, pero contundente. Ante los jueces, describió que su padre, condenado por crímenes de lesa humanidad, “tiene más años impune que preso”. Eduardo Kalinec se hacía llamar “Doctor K” entre sus víctimas, secuestrados y secuestradas en los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo de la Ciudad de Buenos Aires. Por secuestros, torturas y asesinatos fue condenado en 2010 a perpetua. Siempre se autorreferenció como “injustamente preso, acusado genéricamente por crímenes de lesa humanidad”.
