El diputado nacional habló en el Congreso durante el debate por la Ley Bases. Criticó al presidente y a sus ideas. Defendió la industria nacional y advirtió de las consecuencias de aprobar la iniciativa
Durante el debate por la Ley Bases, el diputado nacional por Salta, Emiliano Estrada, criticó el proyecto y aseguró que de aprobarse podría generar graves consecuencias para el país.
«La verdad que Argentina es un país raro. Un país donde algunos de sus habitantes insultaron a Messi, un país donde el presidente insulta al Papa argentino. Y un país donde se llama por tercera vez a Sturzenegger para pedirle consejos», dijo en el comienzo de su discurso.
Para Estrada, «no se pueden delegar facultades en alguien que no lee lo que firma». «Estamos hablando de alguien que da aumento a su gabinete y que después dice que no sabía que eso era lo que había firmado, haciéndose el distraído como perro que volteó la olla. El mismo que sigue el proceso inflacionario a través de un bot trucho de Twitter. El mismo que de un plumazo se llevó puesto el FONID, el subsidio al transporte, la obra pública», dijo.
Luego, aseguró: «Los regímenes de inversión yo creo que son positivos. De hecho, en el 2022 presenté un proyecto de ley denominado Régimen de Estabilidad Jurídica para los Contratos. Ahora, un régimen de incentivo tiene que ser para promover la industria, para promover la cadena de valor. No para ponernos a competir de manera desventajosa. Con este régimen, los bienes de capitales entran sin aranceles y la empresa que produce esos bienes de capitales en la Argentina, cuando importa los insumos, los importa con aranceles. Un disparate. ¿Qué es lo que tienen de bueno Canadá, Australia, Noruega? Que han podido encadenar su sector productivo, su cadena de valor, a partir de los recursos naturales».
«Está bien que la sociedad, o parte de la sociedad, diga hay que darle las herramientas, veamos cómo sale, veamos qué pasa. Pero la diferencia acá es que nosotros somos dirigentes, y los dirigentes tenemos que ver más allá del árbol y más allá de la coyuntura. Hay que mirar estas medidas que, dicho sea de paso, no nos dejaron perfeccionarlas, y hay que tener en cuenta las consecuencias. ¿Cuántos de los que defendieron el DNU después se dieron un baño de realidad con el tema de las prepagas?», siguió.
El salteño agregó que «desde hace meses» advierte «que no hay una buena para la industria». «Y vuelvo a remarcar el costo de la energía. En este proyecto de ley se está estableciendo que el precio de la nafta va a tener que ser a precios internacionales. O sea: mañana se desata una guerra en Medio Oriente y el gobierno queda de manos atadas con el precio de algo tan fundamental como es el combustible. Porque les quiero decir que los que producen en el interior, por más que vos seas lo más productivo que puedas ser adentro de tu fábrica, cuando salís te das con que la logística y el transporte te pueden dejar afuera del mercado. Y con este proyecto de ley el gobierno está encareciendo ese costo. Porque además elimina la obra pública. Entonces, todo lo que necesitás de infraestructura y el costo más importante, que es el combustible, va a incrementarse por acción y por omisión», explicó.
«Hay que entender que el petróleo es un recurso público, un recurso natural de dominio público. Tiene que estar en beneficio del bien común. No puede estar en beneficio de cinco petroleras», siguió.
«Por otro lado, sin mercado interno, y encareciendo la economía en dólares, a quién le va a vender la industria. Quién va a venir a invertir a una industria y a generar puestos de trabajo», se preguntó.
«Es muy gracioso ver cómo todos hablan de lo que hacen países como Alemania, Francia, Estados Unidos, y acá hacemos todo lo contrario en materia energética, en materia de presencia del Estado, de regulaciones. Es casi lo mismo que cuando dicen te preocupa el 40 por ciento de pobreza que dejó el gobierno anterior, entonces la forma de resolverlo es llevarla al 60 por ciento. Bastante disparatada la forma de resolverlo», agregó.
Sobre las privatizaciones que impulsa el proyecto, Estrada dijo que «estamos discutiendo privatizaciones de empresas estratégicas para el país».
«Yo les cuento que en Salta, por ejemplo, ya se suspendieron vuelos a San Pablo y a Bariloche. ¿Con qué cara van a mirar al sector del turismo? La cuestión acá no es esa de si son privadas o son públicas. La cuestión es que estén bien gestionadas, que tenga gente idónea. Caso emblemático, el de YPF. Y es muy gracioso ahora verlo al diputado De Loredo con el dedito acusador diciendo que hay que privatizar, cuando él es el caso emblemático de lo que está mal: fue presidente de ARSAT. ¿Qué idoneidad tenía para ser presidente de ARSAT? Que era el yerno del ministro de turno. Miren qué gracioso. Yo no estoy en contra del capital privado en las empresas. De lo que sí estoy en contra es de que privaticemos empresas con un gobierno anarcocapitalista. Que no cree en el Estado, que va a desregular todo, y que va a terminar como ya sabemos. En los 90 todas las empresas estaban privatizadas y terminó todo estrellado», dijo.
«Y este formato ya lo hemos visto. Cuando hay fiesta, a la sociedad no se la invita. Ahora, cuando viene el velorio son los primeros en empezar a hacer la vaquita para que todos la pongamos y salvemos a esas empresas, porque son de interés nacional y tenemos que terminar salvándolas», siguió.
Para finalizar, Estrada habló del posible blanqueo a no residentes que impulsa el proyecto. «Yo soy de Salta, una provincia que está atravesada por el tráfico de cocaína. Atravesada. ¿Ustedes se imaginan lo que es el blanqueo a no residentes sin declaración de origen de fondos? Hay que tener conciencia de las consecuencias que tienen las leyes que votamos. Por eso también le pregunto a los gobernadores, en especial al de mi provincia: esto de que hay que darle las herramientas. ¿Herramientas para qué? ¿Para eliminar los vuelos de Aerolíneas Argentinas? ¿Para eliminar el tren de Güemes a Salta? ¿Para eliminar el financiamiento de las universidades públicas? ¿El subsidio al transporte? No, señor presidente, hay que pensar en las consecuencias de las leyes que se votan y de las leyes que se aprueban, para que cada uno, en el día de mañana, diga que tuvo conciencia de lo que estaba votando», cerró.