Tras el fallecimiento de un niño sano por esta práctica de automedicación, los pediatras no recomiendan el uso de esta llamada “Solución Mineral Milagrosa”.
En los días pasados un niño de 5 años, oriundo de la localidad neuquina de Plottier, que no tenía ningún síntoma de Covid-19, falleció tras ingerido dióxido de cloro. La autopsia determinó una “falla multiorgánica”, por lo que la Justicia ordenó estudios complementarios, mientras que el hisopado que le realizaron por coronavirus dio negativo.
“Estos estudios tienen como objetivo poder establecer si hay relación con la ingesta de dióxido de cloro -tal como expresaron sus familiares al ser entrevistados en el contexto de la investigación- y sus efectos tóxicos en el organismo del niño; o bien si el fallecimiento se debe a cualquier otra causa (etiología)”, indicó el Ministerio Público Fiscal.
En tanto que el Comité Nacional de Salud Infantil y Ambiente de la Sociedad Argentina de Pediatría publicó en las pasadas horas su “Informe sobre Dióxido de Cloro o MMS (Solución Mineral Milagrosa)”. En el mismo detallan las experiencias de otros organismos sanitarios sobre este compuesto.
Por ejemplo, muestran que un nivel de contaminante máximo de 1 miligramo por litro (1 mg/L) para clorito y de 0,8 mg/L para dióxido de cloro en agua potable. Es decir, un porcentaje ínfimo. En tanto las concentraciones de dióxido de cloro utilizadas como MMS (Solución Mineral Milagrosa) son en general al 28%.
Señalan incluso que el dióxido de cloro en altas concentraciones podría causar “trastornos respiratorios secundarios al daño que causan estas sustancias en la capacidad de la sangre para transportar oxígeno”.
“Si se ingiere dióxido de cloro o clorito, podría producirse irritación de la boca, esófago o estómago. Por vía digestiva puede causar importante irritación del tracto gastrointestinal manifestándose con vómitos, dolor abdominal y diarrea. Se ha observado también que disminuye la absorción de calcio y fósforo”, indica el informe.
Puntualmente en el caso de infantes que consuman esta sustancia, el informe advierte que podría reducir la capacidad de la sangre para transportar oxígeno más rápidamente que en adultos. Ello derivaría en una alteración del intercambio gaseoso a nivel pulmonar y generar hipoxia severa con requerimiento de asistencia ventilatoria mecánica.
Además, el informe firmado por las doctoras Elda Cargnel, Marta Braschi y Silvia Cabrerizo, señala que la ingesta de dióxido de cloro “puede causar metahemoglobinemia, sobre todo en niños y en individuos con déficit de glucosa 6 fosfato dehidrogenasa”.