El presidente todavía no había anunciado la cuarentena obligatoria por el COVID-19, pero el 13 de marzo de 2020 Bettina Romero tomó las primeras medidas para la capital salteña: cierre de boliches y restricciones a bares y shoppings.
“En los pasillos del Centro Cívico Municipal dan por hecho que el decreto se conocerá en horas y entrará en vigencia hoy mismo. El mismo incluiría restricciones de acceso al público en bares, restaurantes, confiterías y centros comerciales”, publicaba este medio el viernes 13 de marzo del año 2020.
Todavía el presidente de la nación no había decretado la cuarentena obligatoria, pero el temor ante lo desconocido y las noticias que llegaban de Asia y Europa deslizaba a titulares de ejecutivos a ir tomando medidas restrictivas para prevenir el coronavirus. En Salta fue Bettina Romero la primera en implementarlas. Aquel día fuentes cercanas al gobierno de la ciudad indicaban que se ultimaban los detalles del decreto en el marco de la emergencia dispuesta por el gobierno nacional.
La medida más estricta fue el cierre de los boliches. El decreto municipal especificaba que el cierre total de los mismos sería por un plazo de 15 días para luego evaluar si los cierres se mantendrán. La medida se sumaba a lo anunciado por la municipalidad un día antes: la suspensión de eventos culturales y deportivos. Durante mucho tiempo se mantendría todo así. Seis días después – el 19 de marzo – el presidente de la nación anunciaba la cuarentena que entraría en vigencia el 20 de ese mes.
Pero aquel 13 de marzo en la ciudad de Salta, se supo también que restaurantes, confiterías y bares serían alcanzados por las disposiciones del decreto municipal que adoptaba medidas implementadas en otros lugares del mundo y del país que incluían la obligatoriedad de separar las mesas a una distancia mínima de metro y medio o dos; algo que necesariamente suponía restringir la asistencia del público e incluso los horarios de atención. Los centros comerciales también deberán restringir el acceso del público en un porcentaje aún no especificado.
La normalidad que conocíamos empezaba a desmoronarse para siempre.