Así lo dictaminó el juez Antonio Omar Silisque al no hacer lugar a una apelación de la defensa del exsacerdote violador. Los hechos tuvieron lugar entre 1992 y 1993.
Abuso sexual con acceso carnal agravado por ser el hecho cometido por sacerdote y por la guarda en concurso real con abuso sexual simple agravado por ser el hecho cometido por sacerdote y promoción a la corrupción de menores agravada por la guarda.
Esa es la retahíla de delitos por los que se encuentra imputado Emilio Raimundo Lamas, quien se desempeñara como sacerdote en Rosario de Lerma a principios de la década del 90. En esa época fue que abusó de uno de sus monaguillos, Juan Carlos García, quien casi 30 años después hizo público su caso.
Esa diferencia temporal fue a la que apeló la defensa de Lamas, en tanto que el juez Silisque consideró que debe primar el interés superior del niño, la tutela judicial efectiva y el acceso a la justicia. Además destacó que los hechos denunciados tienen una particular gravedad.
Silisque también consideró la posición de la víctima en ese momento: era menor de edad y no estaba en condiciones de realizar una denuncia.