Se suele ser duro con los bagayeros que transportan mercancías entre Bolivia y Orán, pero generosos con los empresarios que evaden impuestos traficando ilegalmente granos. El 41% de los operativos nacionales ocurrieron en Salta.
Distintos informes dan cuenta del tráfico ilegal de granos en Argentina. En ese marco, se indica que durante el año 2020 se secuestraron 3.700 toneladas de granos sin declarar que eran transportadas hacia las fronteras del Noroeste y el Noreste, para luego exportarlas desde terceros países, como Paraguay, Brasil y Chile, sin pagar las retenciones.
El periodista Sebastián Premici publicó ayer un artículo en el sitio “El Cohete a la Luna”. Allí cita los datos de la Dirección Nacional de Estadística Criminal del Ministerio de Seguridad para indicar que, durante 2020, se incautaron 3691 toneladas de cereales, en su mayoría maíz y soja. Esto fue un 55,4% superior al año anterior.
Por otro lado, en cuanto a la cantidad de procedimientos, el año pasado se realizaron 139 contra 57 ocurridos en 2019, un incremento del 144%. Los operativos en los que se detectó el tráfico ilegal de soja y maíz –mucha con destino a Paraguay– fueron realizados en Salta (41% del total), Corrientes (24%), Misiones (18%), Córdoba (9%) y Jujuy (3%).
Eso no es todo, Esteban Rodríguez Alzueta afirma en otro escrito que las organizaciones criminales creadas para la evasión fiscal de granos sirven también para el tráfico de drogas. “… dije, para indignación de muchos chacareros locales, que ‘en Argentina el tráfico ilegal de granos es más grave que el narcotráfico’. No sólo la renta que evaden compite con el dinero que generan aquellos otros mercados ilegales, sino que en Argentina no hay tráfico ilegal de drogas sin tráfico ilegal de granos. El tráfico ilegal de granos crea condiciones de posibilidad no sólo para el comercio exterior de drogas ilegalizadas sino para el blanqueo de drogas que se comercializan en el mercado local. Las prácticas que durante más de dos décadas fueron componiendo en conjunto los chacareros, con los molinos y las aceiteras, fueron esmerilando a funcionarios de carrera y empleados de los puertos ‘de controles rápidos’ que surcan los río Paraná y de la Plata. Pero también corrompiendo a distintas fuerzas de seguridad”, resaltó en el artículo “TRÁFICO ILEGAL DE GRANOS Y NARCOTRÁFICO”, publicado también en el sitio “El Cohete a la Luna”.
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