Rescatamos una entrevista brindada al diario Clarín, poco después de que la hoy prestigiosa directora fuera premiada en el festival de Sundance por el guión de La ciénaga, que resultó ser su primera película y una de las mejores del cine argentino del nuevo siglo.
«Profeta en tierra ajena», se titulaba la nota publicada en la contratapa del suplemento Espectáculos del diario Clarín, el sábado 20 de febrero de 1999. En esa fecha tan cara para la tradición de Salta, en el gran diario argentino aparecía Lucrecia Martel, una salteña que venía a sacudir ya no sólo a la provincia, sino a todo el país.
«Tiene 32 años, es soltera, es salteña. Lucrecia Martel fue la única argentina ganadora en Sundance, el festival de cine independiente más importante del mundo. Creado por Robert Redford, de allí (de Utah, Estados Unidos) salten año a año las películas de las que se hablará el año siguiente. Esta chica de rasgos agudos ganó allí con su guión La ciénaga, escrito en dos meses y reescrito durante un año», decía el primer párrafo de la nota.
A continuación, reproducimos el diálogo completo.
¿De qué se trata?
No es fácil de contar. Es una película de personajes. Trata de dos familias que se unen por unos accidentes y terminan pasando una semana de vacaciones juntas en el campo, en Salta. Habla de las relaciones en un clima de tensión permanente.
¿Tiene que ver con tu historia personal?
Bueno, yo nací en Salta y tengo siete hermanos: conozco los movimientos de las familias grandes. Y la película tiene que ver con las complejas relaciones de un grupo familiar. Pero no es biográfica.
¿Este es el primer guión que escribís?
No, pero es el primero que llega a una forma tal que me hace querer que sea una película. Yo hice un corto, Rey Muerto (en Historias breves 1), pero este guión fue un proceso más largo. Ahora, es probable que vuelva a reescribirlo.
¿Por qué?
Pasó mucho tiempo, hay muchas cosas que se decantaron y que condensaría.
¿Por qué ganó en Sundance?
Todos decían que era muy rico. ¿Qué es muy rico? Nada. Es un comentario que se puede decir de casi cualquier cosa.
¿Y vos por qué creés que ganó?
Porque tuve suerte. De la Argentina compitieron cuarenta. No creo que el mío haya sido el único bueno.
¿Cómo es el premio?
Es un premio en conjunto con la NHK, una cadena poderosísima de la televisión japonesa. La NHK le ofrece al Sundance que elija cuatro guiones del mundo para que luego ellos compren la película como si ya la hubieran visto. Compran los derechos para la exhibición en Japón. Esta vez el Sundance eligió uno galés, uno japonés, uno de Estados Unidos y el mío, de Latinoamérica. El premio es un contrato. Te adelantan diez mil dólares y cuando terminás la película te dan 125 mil.
¿Ya estás en la preproducción?
En el festival tuve reuniones con otras cadenas de televisión, con productores y agentes. Si todo va bien, ya tendría casi la mitad del presupuesto. Además, tengo un crédito del Instituto que espero que se revea porque me lo dieron en condiciones no muy buenas. Me dieron poca plata en comparación a lo que han estado dando. Además, el dictamen del comité queda sin validez porque lo que decía es que esta película no era comercial. Y ya está vendida. algo de comercial tiene.
¿Por qué dijeron que no era comercial?
Por el tema, porque los actores no eran conocidos…
¿Quiénes son los actores?
Yo quiero trabajar con Graciela Borges, Roly Serrano y gente de Salta.
¿Graciela Borges ya te dijo que sí?
Sí. Es un personaje complicado y me parece que lo va a hacer muy bien. Confío en ella. Aparte me parece que sería una buena mezcla: una estrella histórica del cine y otros que no son actores.
¿Elegiste gente de Salta por tus orígenes o porque los necesitás por guión?
Necesito que hablen como salteños.
¿Siempre quisiste hace cine?
No y todavía no sé si quiero seguir haciéndolo. Quiero hacer esta película y después veré. Me gusta también hacer cosas en televisión. Empecé en Magazine For Fai haciendo la realización y la dirección de exteriores y todavía sigo con ellos.
¿Pero siempre te gustó el cine?
Cuando terminé el colegio me puse a estudiar Humanidades en Salta. Paralelamente criaba chanchos. Hasta que un día decidí viajar a Buenos Aires para estudiar Comunicación. Y cuando llegué me inscribí en realización de dibujos animados. Hice las dos cosas, pero no me recibí. También estudié cine… Mezclé todo, me hice a los ponchazos.
¿Este premio te reconforta en algo?
Te alivia ver que lo que vos pensás que es una batalla absurda en otros lugares tiene posibilidades, que hay gente que se interesa. Que hay películas que no son comerciales pero tienen su lugar.
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