Si de proyectos presentados, palabras emitidas y aplausos recibidos se trata, el justicialista cuenta con una enorme ventaja sobre el radical. Acá un relevamiento de la performance de quienes tienen un salario bruto de 220.000 pesos.
Tienen un título pomposo, gozan de beneficios que millones envidian, son dueños de horarios elásticos y perciben un salario bruto que arañan los 220.000 pesos. A pesar de ello, los legisladores nacionales que buscan ser reelegidos tiene una diferencia enorme de desempeño legislativo. Para confirmarlo hay que ingresar al sitio de la Cámara de Diputados de la Nación, buscar los nombres de Miguel Nanni y Pablo Kosiner, hacer un click y armarse de oriental paciencia para relevar los tipos de proyectos presentados – de ley, de resolución y de declaración – como así también las votaciones protagonizadas en los 493 proyectos que la cámara baja nacional debatió en los últimos cuatro años.
El curioso confirmará que entre el 3 de febrero del 2016 y el 19 de julio de este año, el cafayateño se anotó 78 iniciativas. La escasa productividad alcanza al más importante de los tipos de proyectos existentes: los de ley, aquellos que no siempre llegan a ser debatidos en el recinto, pero sí revelan mejor el trabajo de cada legislador, su perfil ideológico, la rigurosidad técnica, la relación con sus pares y el sistema legal al que aspiran para el país. Y es que de los 78 proyectos rubricados por Nanni, solo 50 son de ley contra las 275 iniciativas de las que participó Kosiner, de las cuales 167 eran de ley.
En ese marco, no sorprende que en los proyectos de otro tipo el cafayateño también quede relegado con respecto a Kosiner. Si nos enfocamos en los de Resolución -que para ser aprobados requieren de la sola voluntad de la Cámara-, vemos que Nanni rubricó 14 contra los 72 de Pablo Kosiner. Lo mismo ocurrió con los proyectos de Declaración que son aquellos que encierran un deseo que el legislador explicita por medio de un escrito: el legislador de la UCR se anotó en 14 contra los 36 de Kosiner.
Pocas palabras y un aplauso
Todo proyecto de ley requiere de su autor la habilidad para sortear los filtros parlamentarios y políticos que le permitan llegar a ser debatido en el recinto. Sólo entonces su autor podrá defenderlo por medio del arte más elevado y auténticamente político: la oratoria. Que Miguel Nanni sea el legislador nacional salteño (de los cuatro que ingresaron en el 2015 e incluyen a Alfredo Olmedo y Javier David) que menos habló en estos cuatro años tiene sentido: a escasa productividad legislativa le corresponde escasa necesidad de articular y emitir palabras que busquen llegar a la razón y a las emociones de sus pares.
Para confirmarlo, hay que pedir auxilio a los informes anuales del sitio parlamentario.com que cada año evalúa el desempeño de cada legislador nacional en sus distintas variantes, incluido el total de palabras emitidas. El riguroso conteo fue lapidario para el radical: solo 1870 palabras emitidas entre los años legislativos 2016 (1.879 palabras), 2017 (728 palabras) y 2018 (1.033 palabras) contra las 57.287 palabras emitidas por Kosiner.
El claro protagonismo de Kosiner se explica por su condición de presidente del interbloque Argentina Federal, condición que le garantizó una exposición que nunca desaprovechó. Con sus 57.287 palabras emitidas entre el 2016 y el 2018 (no se relevaron todavía las del 2019) completarían 118 hojas oficio si usáramos un tipo y tamaño de letra como las empleadas en esta nota; mientras las emitidas por el cafayateño precisarían de solo 8 carillas.
Otro detalle pincela esa inocua participación para el año 2018. El mismo también fue consignado por el Índice de Calidad Legislativa que publica el sitio parlamentario.com que, a partir de la transcripción de las sesiones, publica la cantidad de aplausos del que es merecedor cada legislador por parte de sus pares. El análisis publicado por ese medio, indica que entre los salteños que buscan ser reelegidos el mejor posicionado volvió a ser Kosiner con 23 ovaciones, contra un (sí, 1) aplaudo de Nanni.
Existe otra dimensión de la gestión parlamentaria en la que el diputado radical está muy por debajo de Kosiner: las ausencias en las votaciones. La página oficial de Diputados informa que, durante el periodo evaluado, hubo un total de 493 y que el hombre que el radical se ausentó en 65 oportunidades. No es el caso, otra vez, de Pablo Kosiner que en sus dos periodos – entre diciembre del 2011 y julio del 2019 – sólo se anotó 20 ausencias a votaciones.
A poco más de un mes de la finalización de sus mandatos y a días de las elecciones nacionales que decidirá quien sigue y quien no en el parlamento nacional, Pablo Kosiner puede presumir de su accionar y Miguel Nanni parece cómodo en el rol de testigo que mira cómo las cosas pasan. Tiene sentido. Después de todo, tal como lo dijimos al principio de este escrito, tiene un título pomposo, goza de beneficios que millones envidian, es dueño de un horario elástico y percibe un salario bruto que araña los 220.000 pesos.
