Héctor Reyes Corvalán había sufrido balazos y quemaduras durante un brutal desalojo por parte de oficiales de justicia.
El 12 de octubre pasado más de diez policías y un oficial de Justicia desalojaron violentamente al campesino Héctor Reyes Corvalán. Ocurrió a 260 kilómetros de la capital de Santiago del Estero luego de que la jueza María Cecilia Paskevicius impartiera la orden.
La embestida contra pequeños productores e indígenas, lamentablemente, son frecuentes en la zona. Pero también arrebataron la vida de Reyes Corvalán, quien había sufrido balazos y quemaduras. Estuvo internado en terapia intensiva, en Tucumán, y tras diez días de agonía, murió ayer.
Reyes Corvalán nació y creció en el mismo paraje Suncho Pampa, tenía 56 años, un perro que la policía mató y unas 200 cabezas de ganado que desaparecieron tras el desalojo. Rosa Frías, pareja de Corvalán, dijo a Página12 que “esta gente siempre hace lo mismo, son bandas armadas” y relató el momento del ataque: “Mi marido estaba en el portón, con los animales. Como no se quiso ir cuando le mostraron la orden trucha, le dispararon con balas de goma y le prendieron fuego”.
“Eran como las 10 de la mañana y apareció Quesada con la policía y un oficial de justicia con una orden de desalojo trucha, porque ya apelamos y se aceptó la apelación, así que quedó sin efecto. El terrateniente Quesada es el mismo que el año pasado quiso desalojarnos también a lo bruto”, había contado Frías.
El empresario detrás de esto, a quien Frías nombró, es Néstor Quesada, es un cordobés dedicado al monocultivo de la soja. Otros casos de intento de apropiación de tierras fueron rechazados por comunidades locales. El Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase) apuntó contra la “violencia estructural” que ejercen los “empresarios del agronegocio” al concentrar la tierra y despojar la vida de campesinos e indígenas.
