La Legislatura fue el epicentro de las militantes del aborto legal. La emoción llenó la zona.
Cada voto a favor se festejaba como el gol de una final. Cuando Sergio Leavy confirmó que iba a apoyar el proyecto de aborto legal, la plaza de la Legislatura estalló en un solo festejo que luego se tradujo en cientos de abrazos repartidos en la noche.
Frente a la pantalla, pintadas de verde, con los brazos en alto y los gritos arriba, las mujeres salteñas llenaron la zona de la Legislatura desde el mediodía del martes y fueron creciendo en número. Todas hicieron el aguante a la sesión en el Congreso y también se acompañaron.
Con la confirmación de la aprobación del proyecto, el festejo fue mayor, aunque ya se saboreaba. En las últimas horas del martes la votación ya parecía irreversible. De todas maneras, cuando Cristina Fernández de Kirchner anunció lo que todas estaban esperando, la euforia dominó la plaza de manera definitiva. Atrás quedaban los miedos, las inseguridades motivadas por tanta esperanza rota.
Las mujeres salteñas festejaban y por una vez, al menos, disfrutaban de que su provincia rompía al menos una de las cadenas que la atan a un conservadurismo que por momentos parecía indestructible.
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