“Rolando” es dirigida por Alfredo Megna y se exhibe en Córdoba. El actor oriundo de Tartagal narró que la idea de la obra empezó hace dos años, cuando ingresó a un quirófano para que le coloquen una prótesis en la cadera derecha.
“Todos los miedos, la posibilidad de no volver de la anestesia. Yo nunca me había operado de nada. Y a esta altura del partido sabemos que una operación puede ser peligrosa. Corría riesgo mi vida y estaba ese temor: ‘¿Volveré después de la anestesia?’. Y después volvés, entonces viene todo lo que uno se pone a reflexionar. Pensás en tu vida, cómo la llevaste y que deberías corregir”, explicó el salteño en una entrevista con Clarín la génesis de la obra que ahora expone en Córdoba. “Así fue cobrando forma la obra Rolando, que se llama de esa manera obviamente por el nombre de pila del actor” resalta el entrevistador.
“Mi nombre es una equivocación. Mi papá fue el partero de mi nacimiento, en Guachipas, Salta. Era jefe de correos y cuando nací le pidió a su empleado que fuera a anotarme. Tenía que cruzar la plaza nomás, pero el tipo se encontró con mucha gente en el camino a la que le contó que ya había nacido el hijo del jefe, y cuando llegó al registro civil, se había olvidado del nombre que le habían dicho. ‘Algo de ‘lando’’, recordó. Y el hombre del registro civil dijo: ‘Será Rolando’. Pero era Orlando (Más risas)”, comenta Serrano.
“La obra tiene bastante de autobiográfico. La imagen del afiche, en donde estoy vestido de enfermero, representa que yo soy mi propio enfermero. Nadie me va a curar mejor que yo”, dice el actor que cuando tenía 7 años vio cómo se madre se mudaba a Buenos Aires y él quedaba a cargó de unos tíos que lo maltrataban. A los 13 se escapó de esa casa, hizo el servicio militar en Córdoba y años después llegó a Buenos Aires.
Otro golpe duro en su vida fue la pérdida de su mujer en el año 2004. Tras 20 años de relación Claudia murió. «Antes de morir, Claudia me tomó la mano… Pobrecita, ya no podía ni moverse. Y me dijo: “Gracias, porque viví los últimos 20 años más felices de mi vida al lado tuyo. Te dejo a mi hijo, sé que lo vas a cuidar mejor que nadie”. Yo no puedo tener hijos y ella, de alguna manera, me regaló uno (Dante, fruto de una relación anterior, tiene 39 años y vive en Barcelona).
Tras el suceso Roly comenzó a engordar y hasta hoy, esa es una de las batallas más duras que le toca librar. “No es fácil, negrito. Es una lucha constante, por ahí siento que me relajo y aflojo, y de pronto me doy cuenta… Y de nuevo a remontar: paso buenos momentos, siento que estoy bien y me vuelvo a relajar. Y cometo los mismos errores. Eso es algo que creo va a ser siempre así el resto de mi vida. Una lucha constante”, le dijo a Clarín.
Y agrega: “Gracias a Dios no tengo otro problema de salud que no sea esto. Ni con la droga ni con el alcohol. Sí debo dejar de fumar, eso ya lo tengo claro, porque ya mi cuerpo no es el mismo. Estoy grande, cerca de los setenta. Y cuando veo a actores de ochenta o noventa años que están bárbaros, me agarra esa cosita de pensar: ‘¿Por qué yo no puedo estar así?’. Yo puedo estar así, tengo que trabajar para eso”.