El Comité Central le exige la renuncia al periodista, que negoció presidencias rotativas con el macrismo y el peronismo. Huerga defiende las negociaciones y asegura que obtiene avances para los trabajadores. Señala que de renunciar debilitaría la imagen del espacio en la provincia.
Una insólita disputa interna se desató en el PO salteño. Otra más. Esta vez el conflicto se da entre Orán y el Comité Central, que le exige a Samuel Huerga que renuncie a la presidencia del Concejo Deliberante de esa localidad por considerar que accedió al cargo realizando acuerdos con «el régimen». Es decir, con concejales del macrismo y el kirchnerismo.
La crisis se desató en la última semana, después de que Huerga asumiera la presidencia del Concejo. El 10 de diciembre, CUARTO informaba que Huerga asumió tras proponer una presidencia rotativa que llame a una Constituyente Municipal para imponer la apertura de los libros contables del Concejo y el Municipio para eliminar las cajas negras y discrecionales que fomentan las “corruptelas”.
En acuerdo con sus compañeros de Orán, Huerga también propuso prohibir el trabajo en negro, el pase a planta permanente de todo el personal, la urbanización de todos los barrios y villas del municipio, un impuesto extraordinario al Ingenio El Tabacal para financiar las necesidades urgentes de la población que vive de su trabajo y por el poder de veto vecinal sobre las ordenanzas que ataquen el interés general.
Pero la sospecha de que todo esto no iba a suceder generó dudas. Muchos en el PO empezaron a sospechar que los acuerdos con el kirchnerismo y el macrismo, que se quedaron con las vicepresidencias y asumirán la presidencia del Concejo una vez que pasen los tres meses de Huerga en el cargo, podrían ser algo que simplemente una a la izquierda a un futuro desencanto generalizado que los vuelva cómplices, una negociación para que nada cambie.
Entonces empezaron los debates, que se pueden leer en la web de Política Obrera. Allí, bajo el título «Suplemento sobre la crisis en Orán», se encadenan los mensajes internos entre el Comité Central, representantes de Salta y Huerga.
«De cualquier lado que se lo mire, el acuerdo de conjunto con los partidos patronales, en función a un impasse de una institución del Estado, es incompatible con los principios socialistas, y constituye una forma extrema de integración al Estado. Rompe metodológicamente con nuestra Tendencia y con toda la historia del Partido Obrero», asegura el Comité Central.
«En 2013, con la abrumadora presencia de once concejales en la capital de Salta, no logramos presidir el Concejo, en acuerdo con el mandato popular, por nuestro rechazo sistemático a que fuera condicionado a un acuerdo con los restantes bloques, como éstos y la prensa salteña insistieron durante tres meses», recuerda el texto, algo que para el PO siempre fue motivo de orgullo y para el resto fue visto como una oportunidad perdida.
«En radical oposición a las expulsiones sumarias y expeditivas de los aparatos de izquierda, el sábado 11 por la mañana tuvo lugar una reunión virtual con el compañero Huerga, con la compañera Josefa Cardozo, de Orán, Julio Quintana, Gabriela Jorge, Violeta Gil y Fernanda con los compañeros Marcelo Ramal y Daniel Blanco de la Mesa Ejecutiva. En oposición, de nuevo, al método de encubrimiento de sus fechorías de los partidos democratizantes, los compañeros de la Mesa Ejecutiva condenaron en forma severa la capitulación ante el Estado, y plantearon que el compañero Huerga debía renunciar de inmediato a esa presidencia y romper los acuerdos propuestos por él mismo», relata.
La respuesta de Huerga no se hizo esperar. Llegó con furia. «Si yo renuncio, se va producir un gran golpe contra nuestra autoridad política y la del partido. La gente no va entender que renunciamos por todas correctas indicaciones políticas que hace el comité central, la burguesía va a explotar hasta los huesos la idea que ME VENDI CON EL INTENDENTE Y ABANDONE LA PRESIDENCIA para no enfrentarlo», escribió.
«Yo se que Orán no es la Rusia del principio de siglo 20, yo tampoco soy un iluminado revolucionario, pero al menos lucho contra el sistema, impulso causas populares y expongo sus crisis, si doy un paso ATRÁS en este momento liquido nuestra autoridad política y celebrará la oligarquía y el intendente sobre quien pesa una bronca popular por los barbáricos sucesos vividos durante la pandemia que son extensos de indicar pero que pesan en la memoria de la POBLACION», siguió.
«Entiendo que estoy expulsado de la tendencia, voy a morir de pie, pero nunca como un cobarde o traidor. Ustedes son mi orientación política, pero no ven lo que pasa en Oran», escribió Huerga, que calificó este conflicto como su «final político».
«Se lo que me espera, ser la paria de la izquierda, el adaptado, el rosquero, el acordador espurio, el infantil, el vanidoso, PERO DARE UNA LUCHA DIA A DIA PARA DEMOSTRAR QUE LOS TRABAJADORES PODEMOS DEMOLER ESTE REGIMEN», finaliza su texto.