La Salta que duele se expresa en lo que sucede al ingreso de la localidad Pluma de Pato, en el departamento de Rivadavia. Dos niños de 12 y 14 años haciendo el trabajo de adultos ante la inexistencia de un control policial.
La imagen lo dice todo. Dos niños sentados en el suelo bajo el sol y apenas protegidos por tapabocas esperan el paso de los vehículos. Ellos se dedican a fumigar y realizan el control que deberían hacer los adultos. La mirada gacha, fija contra el piso de tierra, con la completa desesperanza y abandono que el chaco salteño nos muestra cada vez que referimos a él.
Tanto la imagen como el texto que acompaña con escueta información fueron compartidas por el medio Rivadavia te Informa. Ahí detallan que estos niños, de 12 y 14 años, se encargan “de la fumigación de vehículos y no cuentan con ropas de bioseguridad”.
Como fuente de la información citan a Juan Federico Cuéllar, quien habría comentado: “Los dos niños que te digo lo vas a encontrar sentaditos al ingresar al pueblo. Ellos son los que fumigan y están todos los días en el control”.
Además detallan que el control policial es inexistente. Estos dos menores realizan ese trabajo a falta de uniformados. Aseguran que los policías “están un rato nada más y después se van a la comisaría”.
La alarma se despertó luego de que se confirmara el primer caso positivo en la localidad vecina a Pluma de Pato, hablamos de Coronel Juan Solá (Morillo), otra de las zonas golpeadas por el abandono que es moneda corriente en el chaco salteño.