sábado 27 de abril de 2024
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Fuerte caída del consumo | En Salta a los jubilados no les alcanza ni para una tira de pan

Así lo señaló el presidente de la Cámara de Panaderos. La venta ha caído hasta 25% mientras los insumos han aumentado más del 100%. Los panaderos salteños denuncian que la inflación y la falta de poder adquisitivo de los consumidores afectan gravemente al sector.

La situación de las panaderías en Salta es crítica. Según el presidente de la Cámara de Panaderos, Daniel Romano, la venta de pan ha caído muchísimo en los últimos meses, debido al aumento de los precios de los insumos y a la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores. «El bolsillo no alcanza», resume Romano en una entrevista brindada a Radio Salta, además afirma que cada panadería tiene costos distintos, pero que en general están en un promedio bastante similar entre todas.

Romano explica que los precios de los insumos se han liberado y han subido de forma «brutal» desde dos semanas antes de las elecciones. «No hay un solo insumo que esté a menos del 100% la suba, ni uno», dice. Ante esta situación, los panaderos intentan adaptarse a no perder clientes, minimizar ganancias y continuar con sus negocios, que en su mayoría son pymes y chiquitos. Sin embargo, reconoce que es difícil mantener la venta, pues la gente cada vez le alcanza menos.

El presidente de la Cámara de Panaderos también se refiere al caso de los jubilados, a quienes les da mucha pena ver cómo no pueden comprar el pan que necesitan. «Algunos llegan a pedir media tira de pan porque cuesta 200 pesos, es la más económica y te dicen ‘no llego'», cuenta. Asimismo, señala que las masitas, productos clásicos de la panadería salteña, han caído en venta casi hasta desaparecer, pues la gente no los puede pagar: el kilo ronda los 10 mil pesos.

Romano augura que los próximos meses van a ser «tremendamente difíciles» para el sector, sobre todo en febrero, cuando comiencen las clases y las familias tengan que afrontar otros gastos. «No sé cómo va a alcanzar la plata», se pregunta. Por último, lamenta que se haya perdido la noción de cuánto vale algo, si está bien o está mal, y que se haya desbalanceado el valor relativo de las cosas. «Ojalá podamos volver a donde tengamos más o menos un valor relativo de las cosas», concluye.

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