Es el nuevo libro del historiador, docente e investigador Héctor Daniel Guzmán. Se titula “Historia del Club Atlético Central Córdoba. Orígenes de un Club Obrero 1919-1945” de Biblioteca Sarmiento Ediciones. (Carlos Abrahan)
Acaba de salir de la imprenta, con calidad en su impresión e importante repercusión social, el nuevo libro de Guzmán. Se trata de un aporte a la historia social y deportiva de Santiago del Estero y explica cómo se configuró el primer club obrero, en uno de los barrios más antiguos de la capital santiagueña. Guzmán sostiene su estudio en abundante bibliografía sobre la temática, la prensa escrita de la época, cartas, reportajes, revistas deportivas y textos de los primeros teóricos del fútbol local.
El libro tiene un prefacio del actual presidente de la Comisión Directiva del Club José Alfano y dos sugestivos prólogos. El primero de Lorena Arambuena que califica al libro de “… un trabajo serio, sistemático y necesario… un aporte para pensar lo futbolístico nacional de manera más integral, porque describe este fenómeno situándolo en el tejido social de un club con actores, procesos y vicisitudes que tienen lugar y se explican por pertenecer a esta región en particular” (pág. 12). El segundo prólogo de Esteban Eduardo Carrizo, profesor de historia e hincha del Ferroviario rescata la historia oral de club “… de origen obrero, humilde y pequeño, de gran trascendencia cultural para su barrio, pero que con el paso de los años… se volvió un verdadero gigante” (pág. 19).
El cuerpo principal del libro se divide en tres partes. Una primera sobre los inicios del fútbol en la capital santiagueña. Una segunda parte, sobre la fundación de Central Córdoba y una tercera de cómo se constituyó la institución futbolera y sus trasformaciones en el tiempo, el barrio oeste, los jugadores, sus canchas y dirigentes.
Según Guzmán fueron los obreros de mantenimiento de los ferrocarriles, a principios de siglo XX, quienes se reunieron y crearon los clubes ferroviarios de fútbol, como es el caso de Central Córdoba, fundado en 1919. Al inicio el deporte avanzó en la provincia de la mano de obreros y estudiantes de los Colegios Nacionales y tomo carácter popular en el siglo XX. Guzmán repasa las primeras ligas semiprofesionales, los proyectos de los dirigentes, las relaciones estrechas entre deporte y cultura, las asambleas de los clubes, los partidos importantes y el origen social del club. En ese sentido señala “La mayoría de los clubes en Santiago del Estero capital estaban manejados por sectores medios…En el caso de Central Córdoba…su origen obrero ya los distinguió de los demás”. (pág. 32).
En la segunda parte del libro se aborda los primeros pasos de Central Córdoba como entidad deportiva. Los inicios del club, los partidos interprovinciales y con equipos de Buenos Aires. Los “ferros” otro de los motes que recibió el club participa de las ligas provinciales llegando a tener una campaña destacada en 1927. Pero además “Central nació como primer club obrero y sirvió de ejemplo para otros que surgieron después, en un contexto de cambio social, ya que los sectores populares comenzaron a participar de un deporte que al principio solo era de unos pocos” (pág. 39).
El recorrido de la historia del club refiere a sus grandes jugadores (Teófilo Juárez, Pedro Sardaña), los primeros pasos de institucionalización, la relaciones y fundaciones de bibliotecas, el crecimiento del prestigio futbolístico de la mano de dirigentes comprometidos (el ferroviario Alfredo Terrera), la sociabilidad vinculada con el club (bailes, eventos sociales y culturales, relaciones con otras organizaciones sociales y políticas) y finalmente el primer campeonato de la liga local en el año 1945; anticipando triunfos deportivos.
La última parte del libro se dedica a exponer cómo fue la construcción de este club fundado por los obreros ferroviarios; que se formó al mismo tiempo que los gremios y sindicatos obreros de la provincia. Sus fundadores, en un barrio de familias obreras, fueron trabajadores, estudiantes, empleados y artesanos como queda de manifiesto en su primera comisión directiva,
Guzmán señala: “El fútbol comenzó a integrar compañeros de trabajo, de escuela, de sociedades etc. Y se convirtió en poco tiempo en el espacio de encuentro más preciado de cualquier barrio de la Argentina” (pág. 62). Los estudiantes, los miembros de las bibliotecas, la Sociedad Italiana y diversas asociaciones crearon redes de relaciones con el club, nutriéndolo de sus miembros. Todas estas relaciones sociales desarrolladas en el barrio “Cantarranas”, llamado así por que originalmente era un sector de lagunas donde se podía escuchar el sonido de cientos de batracios, fortalecieron el club. También explica otros de sus apodos.
En las conclusiones se señala que “el gran problema que tuvo el club desde sus inicios fue la cuestión económica. Compuesto por obreros, a medida que sectores medios se sumaron a los ferroviarios, las relaciones con otras entidades permitieron superar los escollos de gastos que implicaba mantener un club” (pág. 77). Este problema económico se estrechó con el aumento de la cantidad de socios. El autor evalúa que las claves del crecimiento fueron ser auspiciante de otros clubes de fútbol, sus relaciones con los estudiantes, los torneos nacionales y en el interior provincial de los que participó para reclutar jugadores. De esta forma Central se volvió uno de los clubes con más seguidores en la provincia.
El Club Atlético Central Córdoba es uno de los pocos clubes que jugaron en todas las categorías del fútbol argentino. Es el club santiagueño con el mayor número de campeonatos. Es la historia de aquellos primeros hinchas obreros ferroviarios de 1919; es el presente de los hinchas que hoy acompañan al club en la Superliga, primera división del fútbol argentino. Como plantea Guzmán, el libro está dedicado: “A los hinchas, porque su pasión es el principal motor de la historia del Club”.