Enrique Sansone confirma que la política provincial carece de oradores capaces de llegar a la razón y al corazón de quien escucha. “No puedo memorizar dos hojas”, se disculpó cuando le recordaron que incumplía el reglamento.
Mientras leía su homenaje a un escritor la cosa marchaba. Aunque los problemas de lectura eran evidentes, el empresario devenido en legislador pudo transmitir las ideas de un columnista que pedía revalorizar el trabajo legislativo. Sus pares fueron generosos: no le recordaron que el artículo 100 del reglamento indica que “los diputados no podrán leer sus discursos, siéndoles permitido solamente la lectura de datos, opiniones, etc que sirvan de complemento ilustrativo de su exposición, salvo asentimiento de la Cámara en contrario”.
Sansone pasó al segundo de sus homenajes también leyendo. Quería destacar a sus pares que en la sesión pasada repudiaron al legislador que filmó un video de Tik Tok con la intención de explicar a los jóvenes de qué se trata el trabajo legislativo. Fue entonces cuando el presidente de la Cámara le recordó el reglamento y la imposibilidad de leer sin previa autorización. Allí la cosa se complicó: el legislador intentó tomar el hilo del discurso sin éxito, transpirando como adolescente que no estudió para el examen y finalmente decidió abandonar la patriada.
Dato de color: Enrique Sansone ocupa la banca de legislador reemplazando a Matías Cánepa, quien pidió licencia para hacerse cargo del ministerio de Educación.