Así lo indica un estudio realizado por una investigadora de CONICET que analiza la segregación escolar en el país.
La información proviene de las pruebas Aprender que entregan más datos que los tradicionalmente consultados: por ejemplo, cuánto de homogéneas son las aulas en términos sociales. El estudio global de la realidad nacional ubica a nuestro país entre aquellos donde menos se “mezclan” los alumnos de las distintas clases sociales revelando cuan “quebrada” está una sociedad y cuanto impacta ello en la calidad educativa y la profundización de las desigualdades.
A este fenómeno se lo conoce como “segregación escolar” y la Argentina está en el fondo de la tabla con un dato adicional: los distritos con más desigualdad son aquellos que tienen más población en los niveles socioeconómicos altos: Capital, provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. El estudio fue realizado por Natalia Krüger, investigadora de la Universidad Nacional del Sur y CONICET para el Observatorio Argentinos por la Educación.
En el caso salteño, los estudiantes de primeria de niveles económicos altos llegan al 13,8%, los de nivel bajo al 24,3 y los de nivel medio 61,8. Para el primer punto solo superamos a Chaco (11,7); Corrientes (11,8); Formosa (9,5); Jujuy (12,8), Misiones (11,3) y Santiago del Estero (8,9). Con respecto al índice de estudiantes de nivel económico bajo sólo somos superados por cinco provincias: Chaco (34,8); Corrientes (29,5); Formosa (36,9); Misiones (35,4) y Santiago (39,5).
“El fenómeno de la segregación escolar se ha profundizado en la Argentina en las últimas décadas y tiene fuertes consecuencias en la desigualdad educativa. Se ha estudiado mucho lo que se conoce como ‘efecto compañero’: cómo influye el contexto -donde los chicos comparten una clase u otras externalidades- en el rendimiento rendimiento de los alumnos”, declaró Krüger al diario Clarín .
La experta explica que, para revertirlo, hay que reforzar la educación pública y sobre todo aquellas escuelas donde van los alumnos más pobres, para ir disminuyendo el nivel de migración de las clases medias que se viene produciendo desde hace años. Nada de esto es fácil, claro. Hay países, como los Estados Unidos, donde se intentó una política “antisegregación” escolar, que quedó sólo en el intento. Se probó con una combinación de medidas como cupos, traslados, y becas especiales, que no tuvieron buen resultado”, enfatizó.
Otros investigadores, convocados por el Observatorio, suman otros aspectos negativos de la segregación escolar, que trasciende lo meramente educativo. Por ejemplo, la pérdida de cohesión social del país.
“La escuela es uno de esos ámbitos que ofrecen la oportunidad de aprender a convivir con personas provenientes de estratos sociales diferentes. Cuando distintas clases sociales no se ‘mezclan’ en estos ámbitos, no pueden comunicarse, conocerse, ni aprender las necesidades y motivaciones del otro, lo que vuelve particularmente difícil entenderlo, favoreciendo el prejuicio y la estigmatización, y llevando en última instancia a un mayor conflicto social en el futuro”, dice Emmanuel Vazquez, investigador de la Universidad Nacional de La Plata.