Fue compañera de Pablo Outes, uno de los asesinados en la Masacre de Palomitas en julio de 1976.
Varias de sus compañeros ubican en el asesinato de su compañero el compromiso de Sara con la búsqueda de Justicia para Outes y otras personas víctimas de la represión en la provincia. Sara integró la organización de Familiares de detenidos desaparecidos y detenidos por razones politicas y gremiales y fue una de las impulsoras de memoria, verdad y justicia.
La Mesa de Derechos Humanos de Salta, que integran la Comisión de Detenidos Desaparecidos por razones políticas y gremiales, la Asociación Lucrecia Barquet, la Asociación de Derechos Humanos Coca Gallardo y la agrupación HIJOS, la despidió recordando su histórica militancia en los derechos humanos.
Sara fue una persona valiente, alegre, solidaria. Fue compañera de Pablo Eliseo Outes en los momentos más difíciles, cuando serlo era arriesgar su propia vida. Integró la Comisión de Familiares de detenidos desaparecidos por razones políticas y gremiales de Salta y acompañó los juicios de lesa humanidad, en especial la causa Palomitas. Su recuerdo permanecerá siempre entre nosotras y nosotros», declaró a la sección local del diario Página 12 otra histórica militante de los derechos humanos, Nora Leonard.
«Agradezco la oportunidad que tuvimos de hablarnos con afecto y decirnos cuánto nos queríamos. Creo que nos hizo bien a las dos. Descanse en paz esta mujer valiente alegre y solidaria», la recordó Soledad Outes, hija de Pablo.
En 2017, a la edad de 83 años, Sara pudo dar su testimonio en la causa Palomitas. Mirta Torres, que la acompañó entonces junto a Nenina Lezcano, destacó la figura de Sara Ricardone. «Supo ser fiel hasta el último de los días, fue testigo de cómo algunos lo trataban a Outes como ‘el guerrillero que guarda armas en el ropero’. Supo acompañar de la forma más noble en una causa por los más necesitados, que era el compromiso de Pablo Outes. Ella dice ‘yo soy la compañera de un guerrillero que fue fusilado en Palomitas’”.