En Cofruthos si bien hay mercadería que es donada, otra termina siendo desechada en containers que deben ser cerrados para que nadie se lleve “productos no aptos para consumo humano”.
Ante la situación económica cada vez más apremiante, desechar alimentos suena a una locura. De todas maneras sucede. Al igual hay quienes salen a buscar sustento entre los desechos de otros.
Una escena que se repite constantemente en inmediaciones del mercado Cofruthos es la gente que se aproxima para llevarse los desechos de frutas y hortalizas.
Si bien hay productos que al no venderse, y para no perderlos, al final del día bajan su precio, otros terminan siendo donados, y cuando eso no sucede, simplemente se arrojan a unos containers que se llenan de aquello que se no pudo vender ni donar. Algo similar sucede en casi todos los supermercados, donde arrojan a la basura grandes cantidades de alimentos vencidos o próximos a vencer.
“Los vendedores son muy benevolentes, aportan. Cuando está en el contenedor, eso ya es para tirar. Evitamos que esa mercadería en buen estado se tire, antes de que llegue al contenedor, se separa la que sirve. Hay una canilla de agua, y se puede cortar la parte picada”, comentó por FM Noticias Jorge Omar Salinas, tesorero del mercado Cofruthos.
Un proyecto con media sanción
La semana pasada, la Cámara de Diputados de Salta aprobó el proyecto de adhesión al Plan nacional de reducción de pérdidas y desperdicio de alimentos. Esto implicaría un mayor control sobre lo que actualmente se desecha.
La legisladora Socorro López, según informó FM Profesional, indicó que el espíritu que persigue la ley es lograr que las empresas donen los alimentos cercanos a su vencimiento para que “puedan llegar a personas vulnerables que por la situación económica del país, no pueden acceder a un plato de comida diario”.
