sábado 27 de abril de 2024
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Palabra de senador, palabra de nieto | Emiliano Durand dijo en la Legislatura salteña que el ex juez Lona «no merece ningún homenaje»

El senador provincial, que proviene de una familia que militó los derechos humanos en Salta, fue muy categórico al asegurar que el ex magistrado, fallecido la semana pasada, «debería avergonzar a toda la Justicia».

No debe haber sido una manifestación más para Emiliano Durand. El senador provincial tomó la palabra desde su banca de la Legislatura salteña y habló del ex juez Ricardo Lona, fallecido hace menos de una semana. Dijo que fue un cómplice de la dictadura militar que no merece ningún homenaje. Seguramente su rol de legislador no debe haber sido el único impulso que tomó Durand para hablar en el recinto. Su historia familiar, ligada a la defensa de los derechos humanos, no puede pasar desapercibida en este contexto.

Durante su intervención, Durand dijo que Lona fue «un juez que en la última dictadura militar no defendió ni la libertad, ni la vida, sino que en complicidad permitió que ocurran crímenes aberrantes en Salta y fue parte integrante de un plan sistemático para eliminar a quienes pensaban distinto».

«Lona murió en su casa, con prisión domiciliaria, con muchos guiños de la justicia federal, había sido condenado como partícipe secundario en el delito de homicidio del ex gobernador Ragone, luego la Cámara Federal revocó el fallo y quedó como encubridor nada más, sin dudas que fue encubridor, buscó todo el tiempo garantizar la impunidad de la represión de la última dictadura militar», siguió.

Según difundió FM Aries, Durand añadió que Lona «debería avergonzar a toda la justicia» ya que fue «un juez que defendió la muerte, que permitió el delito, que no merece ningún homenaje».

«Es una deuda de la justicia con toda la sociedad que buscaba saber la verdad, y más allá de que estaban las pruebas, los testigos y todas las condiciones para saberla, parece que no la vamos a saber, como tampoco él va a tener condena. Una oportunidad perdida para la justicia salteña», finalizó.

Una historia marcada por la defensa de los derechos humanos

Emiliano Durand es nieto de Lucrecia Barquet, referente de los derechos humanos en Salta. Su historia no puede eludir el discurso de anoche. Barquet nació en 1932 en Tucumán pero vivió gran parte de su vida en Jujuy y en Salta. Murió en febrero de 2004 sin poder apreciar que su lucha había dado resultados cuando los asesinos a los que siempre denunció terminaron juzgados y condenados por la Justicia. Su nombre identifica a la Plaza de la Memoria del Parque San Martín.

Su militancia en el P.R.T. determinó su detención en el 76 cuando el sueño de la revolución estaba roto. Recuperó su libertad y ocupó una nueva trinchera: la “Comisión Nacional de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por razones políticas y gremiales”. En 1979 tuvo que exiliarse en Suecia para retornar a Salta un año después y fundar la filial de la comisión aquí. La Democracia la encontró impulsando juicios a los principales represores locales con recursos magros y la indiferencia abundante de quienes siempre exigen “mirar” para adelante.

«Me acuerdo que cuando vino Videla a visitar lo que ahora es el Centro Cultural América fueron a hacerle un escrache y la detuvieron. Ella ya decía que era una dictablanda e incluso no me acuerdo si Videla seguía siendo presidente, pero recuerdo la imagen, la policía. Yo era chiquito, pero me acuerdo de eso», le dijo Durand a CUARTO en una entrevista de 2019.

Ante la pregunta sobre qué había representado para un niño aquella secuencia, el hoy senador comentó: «En ese momento mis viejos no estaban en el país y mi abuelo había estado cuatro años preso y luego exiliado y ya se quedó en Suecia y luego en Mozambique, yo estaba solo con ella y la acompañaba a todos lados y en estas cosas también me tocaba acompañarla. Incluso ella con Martita Pérez y Coca Gallardo siempre estaban yendo a la cárcel de Villa Las Rosas y me llevaba a todos lados, estaba acostumbrado».

«Lamentablemente, como suele ocurrir, tomé real dimensión de quién era mi abuela más en la ausencia que en la presencia. Era una mujer muy fuerte y muy luchadora. No sé si era ´sin miedo´, pero lograba sobreponerse. Ella estaba muy enojada de no lograr que Lona vaya en cana, porque ella lo denunció muchas veces, igual que a [Joaquín] Guil», seguía.

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