jueves 16 de mayo de 2024
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Malvinas | Buscan identificar a soldados muertos en combate enterrados en tumbas colectivas donde figuran salteños

La situación derivó en la firma – en Ginebra – de otro acuerdo con la Cruz Roja para exhumar las tumbas comunes. En ellas estaban y están inscriptos Pedro Lotufo, nacido en la capital provincial; y Luis Sevilla, oriundo de Rosario de la Frontera.

El soldado Mario Ramón Luna era santiagueño. Murió el 28 de mayo de 1982 en Pradera del Ganso y en el año 2004 su nombre fue inscripto en la placa de la tumba C.1.10 de común del Cementerio de Darwin en las islas Malvinas. En 1983, cuando se logró un acuerdo para enterrar con honores a los muertos argentinos durante la guerra, la sencilla cruz C.1.10 decía: «Cuatro soldados argentinos solo conocidos por Dios incluyendo al 1er Alférez Julio Ricardo Sánchez- 10.487.666».

Luego de la reforma del 2004, tres nuevos nombres acompañaron al del gendarme Sánchez. En la nueva placa de granito negro se leía: «Héctor Walter Aguirre- Mario Ramón Luna-Julio Ricardo Sánchez-Luis Guillermo Sevilla». El trabajo que los forenses designados por la Cruz Roja Internacional realizaron en Malvinas durante 2017 permitió determinar que los restos de Luna posaban en otra tumba. Lo mismo ocurrió con Sevilla y Aguirre, los soldados de la Fuerza Aérea que supuestamente compartían tumba con el alférez Sánchez y con Luna, pero que en realidad yacían en otras dos fosas del cementerio de Darwin: Sevilla bajo la cruz D.A.2.8, Aguirre en la D.B.2.8

Sevilla era salteño y tuvo una historia atravesada por el drama. Nació en Rosario de la Frontera el 17 de septiembre de 1963 y a los dos años, él y su madre fueron abandonados por su padre mientras la última estaba embarazada de su hermana. Luis estuvo interno en una guardería, luego en un hogar hasta los 10 años, fue cargador de carbón, limpiador de almacén, verdulero y albañil para ayudar a su madre y hermana. Con el mismo objetivo partió a Buenos Aires en busca de un futuro mejor hasta que el 8 de enero de 1982 ingresó al servicio militar en la Escuela de Aviación Civil de Córdoba. Tres meses después estaba en plena guerra en el puesto de Policía Militar en Goose Green. Murió defendiendo la base aérea “Cóndor”, el lugar donde operaban los aviones Pucará, el 28 de mayo de 1982 con sólo 18 años. Fue ascendido a Cabo Post Mortem y recibió la medalla “La Nación Argentina al Valor en Combate” y fue declarado “Héroe Nacional” en 1998.

Esos equívocos comprensibles en el marco del proceso accidentado en el que se realizaron las identificaciones, generó que ayer – en Ginebra – se diera un nuevo paso en la identificación de los caídos argentinos en las islas. El nuevo acuerdo, con la misma perspectiva humanitaria que tuvo en 2012, permitirá la exhumación de las tumbas mal nombradas. Firmaron en representación de Argentina el embajador ante los Organismos Internacionales de la ONU en Ginebra, Federico Villegas, su par británico y el presidente de la Cruz Roja, Peter Maurer, y el trabajo comenzará en agosto en la islas.

En agosto viajarán a las islas miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense y otros antropólogos designados los la CICR. Además de lo recién expuesto, hoy se sabe que otra de las tumbas mal nombradas es otra fosa común que lleva los nombres de los cinco integrantes de la tripulación del Lear Jet derribado el 7 de junio de 1982, mientras cumplía una arriesgada misión sobre la isla Borbón. Es la tumba de los caídos Juan José Ramón Falconier, Rodolfo Manuel de la Colina, Francisco Tomás Luna, Guido Antonio Marizza y Marcelo Pedro Lotufo. No obstante, en uno de los informes redactado un año después de la guerra se aclara en el documento inglés, que figuran como no identificados.

Marcelo Pedro Lotufo también era salteño como Sevilla. Como CUARTO publicara en abril del 2018, Lotufo había nacido el 7 de septiembre del 1948 en nuestra ciudad, le decían Pelusa y egresó de la Escuela de Aviación Militar en 1971 y diez años después pasó a la II Brigada Aérea. Casado con Alicia Brigada fue padre de Marcelo César. Ya en pleno conflicto bélico -el 7 de junio de 1982- se montó con 4 compañeros a un Leart Jet civil que debía sobrevolar la isla Gran Malvina para realizar reconocimientos fotográficos. A las 9,15 de la mañana la nave fue alcanzada por un misil AIM 9L HMS disparado desde el destructor británico Exete. Pese a las maniobras realizadas por el piloto, la nave se estrelló sobre la Isla Borbón al norte de Gran Malvina. Así lo indicaba una infografía animada publicada por Clarín hace años, aunque publicaciones web de la Fuerza Aérea aclaraban ya que aun cuando en la placa se inscribieran los nombres de los cinco tripulantes, en la fosa se enterraron sólo dos cuerpos por no haberse encontrados los restos de los tres restantes. Una versión que ahora hacen suya los nuevos investigadores que develaran el misterio en el transcurso de este año.

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