domingo 28 de abril de 2024
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Entre el 10% y el 20% de los femicidas se suicidan tras el atroz acto criminal

El porcentaje es mayor a los ocurridos tras los homicidios, por lo cual las expertas debaten en torno a las razones. Para algunas se trata de culpabilidad; para otras de una «angustia por la pérdida del objeto de dominación».

Un informe publicado por LA NACIÓN en su edición de hoy, muestra que las estadísticas oficiales a nivel nacional que provee la Oficina de la Mujer bajo la Corte Suprema de Justicia no midieron esa variable hasta 2017 cuando 39 sindicados como femicidas se suicidaron, lo que representaba aproximadamente un 15 % del total.

“Organizaciones no gubernamentales e instituciones judiciales regionales investigaban el dato desde períodos anteriores y sus porcentajes (entre el 10 y el 20%, con variaciones según el año y la jurisdicción) coinciden con el diagnóstico nacional de la Corte”, enfatizó la nota mencionada que lleva la rúbrica de Brenda Struminger.

Asimismo, el informe 2008-2017 de La Casa del Encuentro, dio cuenta de 2679 femicidios en ese lapso, en los cuales 483 victimarios (18%), se quitaron la vida tras cometer el crimen. Los datos están basados en la información publicada por los medios de comunicación nacionales, provinciales y municipales de todo el país. En 2015, la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), que depende del Ministerio Público Fiscal de la Nación, registró que se suicidó un 20,1% de los femicidas. La cifra se redujo en los dos años siguientes y el promedio entre 2015, 2016 y 2017, en la CABA, fue del 10%.

Los últimos datos disponibles de la provincia de Buenos Aires datan de 2017. Ese año se registraron 98 femicidios, se iniciaron 92 procesos penales (la diferencia en el número se debe a que varios femicidas mataron a más de una mujer) y murieron 14 victimarios. Es decir, que hubo un 13% de casos de suicidio.

«Sin ninguna duda, es mayor la cantidad de suicidios en los casos de femicidios, si se los compara con los homicidios en general», evalúa Rodrigo Codino, integrante del instituto de investigaciones del Consejo de la Magistratura. «Junto con los asesinatos de menores, prácticamente los únicos homicidios que terminan en el suicidio del asesino son femicidios. Casi con exclusividad», enfatiza Codino, experto en mediciones criminales.

La mayor parte de los femicidas que se quitan la vida lo hacen después de asesinar a sus parejas o exparejas. Los motivos son difíciles de determinar. La doctora en psicología Irene Meler, que coordina el Foro de Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, afirma que la reacción responde a la culpa: «El hombre que comete un femicidio cae en un estado de alteración al descargar violencia sobre los que pretendería defender. Aunque no es inimputable, quien comete un crimen está en un momento de alteración psíquica. Es posible pensar que cuando el varón es arrasado por sus pulsiones agresivas, se encuentra después ante un espectáculo que lo llena de culpa y terror, porque ha dañado a una de las personas que más ama», sostuvo ante LA NACIÓN. «Ante la percepción desesperante de un daño irreparable cometido por él mismo, llega a un autoajusticiamiento para huir de esa situación torturante», analiza Meler.

Psiquiatra experto en temas de género, Enrique Stola tiene una opinión diferente, enfocada en la «angustia» del femicida «por la pérdida del objeto de dominación». «No creo que se trate de una situación de culpabilidad. Los femicidas en general producen daño a su pareja durante mucho tiempo antes de asesinarla, con golpes o violencia psicológica, y no buscan una reparación después de matarlas. No creo que tenga que ver con el castigo ni culpa», sostiene. «Cuando los femicidas se suicidan no es porque teman un castigo sino porque mataron al objeto que le daba sentido a sus vidas», cierra. «Lo que les daba pertenencia y de alguna forma les permitía vivir».

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