lunes 29 de abril de 2024
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Degradación humana | De cómo un salteño actualizó la política de donación de órganos que Milei quiere que se vendan

El “libertario” dice que «la venta» hará que los trasplantes «funcionen mejor”. En 2018 Pablo Kosiner impulsó la Ley Justina que actualizó la política de donantes a partir del caso de la niña de 12 años que murió esperando un trasplante de corazón.

Las declaraciones de Javier Milei van degenerando de lo exótico a lo absurdo y de allí a lo perverso. En medio del debate para mejorar la donación de órganos en el país, el legislador nacional por CABA se despachó en declaraciones radiales con la idea de que la venta de órganos “es un mercado más” y cuestión que “todo tenga que estar regulado por el Estado”.

“Mi primera propiedad es mi cuerpo. ¿Por qué no voy a poder disponer de mi cuerpo? ¿Acaso el Estado no dispone de mi cuerpo, cuando en realidad me roba más del 50% de lo que yo genero?, dijo en una entrevista con Jorge Lanata. “O sea, hay un doble estándar: para que el Estado me esclavice, entonces sí, pero si yo quiero disponer de una parte de mi cuerpo por el motivo que fuera, ¿cuál es el problema?”, sostuvo el diputado. E insistió: “Es una decisión del individuo. Es decir, ¿quién soy yo para meterme con el cuerpo de otra persona? El que decidió venderte el órgano, ¿en qué afectó la vida, la propiedad o la libertad de los demás? ¿Quién sos vos para determinar qué tiene que hacer él con su vida? Si es su vida, su cuerpo, su propiedad”. Y concluyó: “Hay estudios hechos en Estados Unidos que demuestran que, si vos dejás esos mercados libres, funcionan muchísimo mejor y tienen menos problemas. Es una decisión de cada uno”.

Los dichos generaron un repudio generalizado, pero la contracara de la mercantilización de la vida la ocupa un dirigente salteño: Pablo Kosiner, el diputado nacional MC que en julio del año 2018 fue uno de los oradores que cerraron el debate por la «Ley Justina» que habilita como donante a toda persona mayor de 18 años que no se haya opuesto expresamente a esa condición en vida. En aquella oportunidad el proyecto se aprobó por unanimidad con 202 votos a favor. La ley lleva el nombre de Justina Lo Cane, la niña de 12 años que murió en noviembre del 2017 esperando un trasplante de corazón. «Papi, ayudemos a todos los que podamos», le había dicho a su padre Ezequiel. La conmoción que ese y otros casos de niños que fallecieron sin recibir el trasplante y la lucha de familiares por actualizar la ley de donación de órganos permitió la nueva ley.

Kosiner, aquella vez, dio un emotivo discurso que fue celebrado por todos los sectores al hacer referencia al fallecimiento de uno de sus hijos mientras esperaba un trasplante de órganos. «Hoy estoy aquí como legislador haciendo uso de la palabra, pero si las circunstancias de la vida hubiesen sido otras, yo tendría que estar allí, junto con los padres de Justina, con Ezequiel y con Paola. A veces en política no es recomendable autoreferenciarse al momento de hacer un discurso, pero lo pensé mucho y creo que la mejor manera de ayudar es autoreferenciar mi experiencia», había empezado Kosiner.

En ese momento, el legislador mostró una foto de su hijo y continuó su discurso: «Él es Juan Pablo. Digo él porque lo que hemos tenido esta difícil circunstancia de perder un hijo solemos hablar en presente. Y esta ‘ley Justina’ podría denominarse ‘ley Juan Pablo’. A mí me tocó la situación desgraciada de perder a Juan Pablo en una terapia en el hospital Italiano en 2011 esperando un trasplante de órgano en emergencia nacional, y nunca imaginé que las circunstancias de la vida me iban a llevar a esta situación».

«Sí me prometí, cuando sabía que iba a ser diputado nacional, hacer todo lo posible para que lo que es el corazón de esta ley, que es la presunción de donación de órganos, se haga realidad. Ese es el desafío de esta ley. Lo que yo puedo transmitir es qué es lo que significa esta ley para cientos o miles de familias a las cuales deseamos que no les pase lo que nos pasó a nosotros, y que tengan una alternativa de vida para sus hijos», detalló.

Luego de contar que su hijo Juan Pablo tuvo que recibir un trasplante de hígado a los dos años, Kosiner amplió que «las circunstancias de la vida hicieron que Juan Pablo tuviera que tener un re trasplante a los 16 años, y el deterioro de esa salud en 2011, a pesar de entrar en emergencia nacional, el tiempo no le permitió que ese órgano apareciera. En ese momento ya estaba vigente la ley del donante presunto. ¿Por qué este proyecto es importante? Quiero decirlo categórica y crudamente, el desafío es que la voluntad de quienes tomamos la decisión de no revocar la presunción en vida, se cumpla. (Con esta ley) Desde que nosotros nacemos somos donantes y tenemos una gama de posibilidades para revocar esa donación: cuando saco el documento, cuando se emite la licencia de conducir, en las campañas del Incucai. Si yo tuve esa posibilidad durante toda mi vida y dije que quiero ser donante, nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a interferir en mi voluntad».

«Y cuando digo nadie, digo mi esposa, mis hijos, mis abuelos, nadie. Si yo decidí ser donante, disponer de mi cuerpo luego de la muerte, nadie tiene derecho a vulnerar esa presunción. A mí me ha pasado, por eso lo importante es contar experiencias muy puntuales. Operativos de trasplantes de órganos frustrados porque apareció una abuela diciendo que era testigo de Jehová, y en función de sus creencias no podía realizarse esa donación. Son creencias de la abuela, no del donante», destacó el salteño.

En esa línea, Kosiner dijo que «entiendo la situación del dolor de la pérdida de un familiar, quién no la puede entender. Lo que sí creo, es que hay que acompañar a los equipos médicos para que cuando tienen que enfrentar a una familia para decirle ‘su familiar que acaba de fallecer es donante porque no ha roto la presunción en vida’, lo puedan hacer con todo el respaldo del Estado».

«Esta presunción instalada a partir de la ley 20.066, hoy no se aplica, porque se sigue priorizando la disposición final de la familia por sobre la voluntad del donante, y allí está el error. Yo estoy seguro que si como política de Estado, luego de la aprobación de esta ley, se toma la decisión de hacer respetar la presunción de voluntad de donante, no vamos a estar hablando de más de 7.000 personas que hoy necesitan trasplantes por su salud, o 11.000 en lista de espera», destacó.

Para finalizar su discurso, Kosiner sostuvo que «España, que adoptó este sistema, está a la cabeza de las tasas de donación más altas del mundo. Bélgica, Austria, Francia, Finlandia, Polonia, Suecia, Noruega, Italia, Luxemburgo, Hungría, Grecia, Israel, Turquía, República Checa, entre otros, tienen una ley de donante presunto. Es una de las conquistas sociales más importantes de los últimos tiempos, no hay grieta posible, todos vamos de la mano para apostar a dar un cambio en materia de política de salud pública».

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