Con pedidos de pena de muerte o apoyo de linchamientos, el diputado quiere ser el representante de la ultraderecha salteña.
En pocas semanas, el vicepresidente de la Cámara de Diputados, Ignacio Jarsún, se destapó como un representante de la ultraderecha local con exigencias típicas del sector más conservador. A menos de un año de las elecciones legislativas, el ex intendente de Rosario de Lerma intenta posicionarse con pedidos como pena de muerte o más herramientas para la Policía.
Ahora Jarsún profundiza en el personaje. «Hay muchas cosas de Bolsonaro que me gustan. Lo hubiese votado», le dijo a El Tribuno en las últimas horas.
A diferencia de Alfredo Olmedo, Jarsún se posiciona como un candidato más sobrio. Al no fomentar los reclamos extravagantes del sojero se presenta como alguien que más de un votante podría confundir con un representante no dogmático. El dice que lo suyo es «sentido común». Sin embargo, sus ideas abrazan el típico posicionamiento de las banderas menos solidarias. Mano dura, más poder para las fuerzas de seguridad y poca contemplación para la situación de los más vulnerables.
Jarsún está en contra del aborto. Pidió comprar pistolas Taser para la policía a pesar de que organismos de derechos humanos aseguran que son herramientas para fomentar la tortura. Pidió pena de muerte para violadores y exigió el desalojo de las tomas de terrenos.
«Creo que digo lo que quiere la gente, porque alguien tiene que hacerlo. El pueblo salteño no está de acuerdo con las usurpaciones, está de acuerdo con la pistola Taser y la gran mayoría de la gente está de acuerdo con la pena de muerte», aseguró.
«La pena de muerte sí es una solución. Primero que nada para que no haya que mantener a un tipo en una cárcel durante veinte, treinta años o lo que fuese a costa de todos los ciudadanos que trabajan y que generan los recursos para que él viva gratis. Lo segundo es que tenemos una Justicia con la que tenés el riesgo que dentro de diez o quince años decidan soltarlo por alguna razón y así se pone de vuelta en riesgo a otra familia. Y tercero, el que esté dispuesto a cometer un delito como el de Tucumán, que sepa cuáles van a ser las consecuencias», agregó.