sábado 14 de diciembre de 2024
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Malvinas | Llegó un equipo a las islas para exhumar una tumba colectiva en donde está inscripto un salteño muerto en combate

Según las investigaciones, la tumba está mal nominada desde 2004. Ahora buscarán confirmar que los restos efectivamente pertenecen a los soldados Julio Sánchez, Héctor Aguirre, Mario Luna y el salteño Luis Sevilla.

Hoy comienza otro capítulo del proceso de identificación de las tumbas de argentinos muertos en la guerra de 1982, que estaban en las islas sin nombre y apellido. El proceso se conoce como Plan Proyecto Humanitario y hace unas semanas y hoy se concretó el arribo de personas que son parte del Comité Internacional de la Cruz Roja y el Equipo Argentino de Antropología Forense a las islas. Tras una semana de estricta cuarentena, realizarán dos grandes exhumaciones entre el 16 y el 20 de agosto. Tras ello, los restos serán llevados a un laboratorio en Córdoba para su análisis e identificación.

Una de esas exhumaciones, corresponden a una tumba común en donde está inscripto el nombre de un soldado salteño muerto en combate. Conviene recordar que todo se remonta al año 2016 cuando se realizó un acuerdo para hacer un complejo proceso de ADN a los restos que permanecían sin identificar en Darwin. Inicialmente el capitán de Ejercito del Reino Unido, Geoffrey Cardozo, los llevó y enterró allí en 1983 luego de que muchos restos de soldados argentinos quedaran enterrados casi sobre la superficie en los campos de batalla en los que habían combatido.

Son 230 tumbas y de ellas habían 121 sin identificar. En estas se encontraron 122 cuerpos que entre 2017 y la actualidad – gracias a que los familiares dieron su ADN – se identificaron a 115 argentinos que ahora tienen sus propias placas. Pero en el cementerio hay dos tumbas colectivas que no fueron incluidas en el primer acuerdo de 2016. En marzo pasado, Londres y Buenos Aires volvieron a ponerse de acuerdo, y firmaron una adenda para identificar la tumba C.1.10.

“Allí originalmente Cardozo había puesto una lápida con la leyenda de que estaban enterrados el ‘subálferez Ricardo Sanchez y tres soldados sólo conocidos por Dios’. En 2004, con las reformas del cementerio, la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas, le cambió la placa y a manera de homenaje inscribió los nombres de otros tres argentinos (Héctor Aguirre, Mario Ramón Luna y Luis Guillermo Sevilla), que fueron apareciendo en otras tumbas en el proceso de identificación iniciado en los hechos en 2017. Las denuncias iniciales de que esa tumba y otras estaban mal nombradas las inició la profesora en historia e investigadora Alicia Panero. Solo los familiares implicados en la fosa C.1.10 aceptaron dar ADN y que la abran.

Sevilla había nacido en Rosario de la Frontera el 17 de septiembre de 1963 y a los dos años, él y su madre fueron abandonados por su padre mientras la última estaba embarazada de su hermana Miriam. Estuvo interno en una guardería y luego en un hogar hasta los 10 años, fue cargador de carbón, limpiador de almacén, verdulero y albañil con el fin de ayudar a su madre y hermana.

Siendo adolescente viajó a Buenos Aires en busca de un futuro mejor hasta que el 8 de enero de 1982 ingresó al servicio militar en la escuela de Aviación Civil de Córdoba. Tres meses después estaba en plena guerra ocupando el puesto de Policía Militar en Goose Green. Murió defendiendo la base aérea “Cóndor”, el lugar donde operaban los aviones Pucará. Ocurrió el 28 de mayo de 1982, cuando tenía apenas 18 años.

Fue ascendido a Cabo Post Mortem y recibió la medalla “La Nación Argentina al Valor en Combate” fue declarado “Héroe Nacional” en 1998, le otorgaron también la medalla “La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate” y una calle en Paraná y otra en Mar del Plata lo honran con su nomenclatura.

Hasta hace unos años, se descontaba que compartía la fosa común de la que hablamos en el cementerio de Darwin en las Islas Malvinas, aunque desde el 2018 se puso en duda lo que era una certeza. Hoy empieza a develarse el misterio.

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