Aunque los representantes de las instituciones reconocen que desde la pandemia la matrícula cae, advierten que la suba de los costos se podría trasladar a las cuotas que pagan las castigadas familias de los estudiantes.
Roberto Suaina preside el Coprodec, la organización que nuclea a más de 50 colegios privados católicos. Hizo declaraciones a la prensa para destacar lo obvio: que las boletas de electricidad llegaron “más caras» aun cuando se había anunciado que no regirían los incrementos de marzo y abril. En las instituciones laicas la situación es la misma. «En mi caso pagaba 174 mil pesos y ahora pasó a 350 mil», indicó a El Tribuno Pablo Pereyra, representante de Aepsa (Asociación de Establecimientos Educativos Privados de Salta).
El primero de los mencionados explicó que cada octubre se hace una proyección en lo salarial “para el año siguiente en el valor de la cuota, informando y luego se aplican los incrementos salariales. Pero nadie pudo hacer una proyección en octubre del año pasado que los servicios iban a superar el 100%. Esto exigiría a las instituciones hacer un recálculo en los valores de la cuota», indicó para luego reconocer que «siempre se corta el hilo en la parte más débil que es la familia de nuestros alumnos».
Pereyra, por su parte, sumó a este escenario incierto el costo de los alquileres y los constantes cambios. «Los que renovaron contratos en enero tuvieron muchas modificaciones en cuanto a los incrementos, se actualizan de manera trimestral y variable. Los que firmamos en enero no sabemos aún cuánto vamos a pagar de alquileres ahora, porque todo va a depender del IPC (Índice de Precios al Consumidor)».
Ambos representantes destacaron también que a esos problemas se está sumando la baja en la matrícula. Desde los colegios laicos advirtieron que este año comenzó por debajo del año pasado. «Viene en retroceso desde la pandemia», indicó Pereyra. La baja en la matrícula también se siente en los colegios confesionales que advirtieron que la «dura situación económica se agravó desde la pandemia», aunque Suaina explicó que en esos colegios hubo una migración de estudiantes desde los colegios más caros a otros más “accesibles».