miércoles 15 de mayo de 2024
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Salta

La Bastilla | Hoy señalizarán a la Central de Policía de Salta como lugar de la memoria

Al edificio policial que ocupa media manzana en el centro de la ciudad le decían “La Bastilla” durante la dictadura de Alejandro Lanusse y siguió actuando como lugar de secuestro y tortura tras el Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

Hoy a las 11 de la mañana la dirección de la Central de Policía (Martín Güemes 700-742) será señalizada como lugar en el que fueron secuestradas y torturadas personas perseguidas durante la última dictadura militar. Las señalizaciones son impulsadas por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación con el objeto de valorar el ejercicio de la democracia y seguir construyendo memoria.

«Las víctimas eran ingresadas por la puerta de acceso de la calle Santiago del Estero y permanecían secuestradas en celdas pequeñas, en las que sólo podían estar de pie o sentadas. Eran sometidas a interrogatorios bajo tortura, para luego ser liberadas o trasladadas a otros lugares de detención como la Delegación Salta de la Policía Federal, la Unidad Penal de Villa Las Rosas o el Destacamento de Exploración de Caballería de Montaña 141», reseñó la Secretaría respecto al papel de la Central durante la dictadura.

La relación entre la Central de Policía y la tortura es anterior incluso al golpe de Estado de 1976. Ya durante la dictadura que empezó con Onganía en 1966 y terminó con Lanusse en 1973, la vieja mole de estilo colonial – español con sus torres y espesos muros era conocida en Salta como La Bastilla, el lugar en donde los presos políticos también eran torturados salvajemente por la llamada “patota policial” que incluía a apellidos como Guil, Toranzos, Murúa y otros que pasaron unos meses presos por denuncias impulsadas por el gobernador Miguel Ragone. La “patota”, sin embargo, recuperaron la libertad y tras la caída de Ragone volvieron a la policía y formaron parte de los grupos de tareas de la dictadura del 76 y participaron de hechos tan luctuosos como el secuestro y desaparición del propio Ragone o la denominada Masacre de Palomitas.

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