Ocurrió el 6 de septiembre de 2005 en Cerrillos. La indiferencia con la que el asesino confesó el crimen de Alejandra Carabajal, con quien tenía cuatro niños, horrorizaron a la opinión pública local y nacional.
El 6 de septiembre de 2005, Raúl Antonio Tula cometió uno de los crímenes más espeluznantes de la historia salteña reciente. Este hombre, que hoy cuenta con más de 50 años, asesinó a su esposa, Alejandra Carabajal, con quien tenía cuatro hijos. Lo hizo de una manera insoportable hasta para ser relatada.
“Descuartizó a su mujer, la cocinó y se la tiró a los perros”, era el título de un artículo de Infobae publicado el 30 de septiembre de 2005. Allí se informaba: “Un hombre confesó ante la justicia de Salta que luego de descuartizar a su exconcubina cocinó restos de la carne y se la dio de comer a los perros. Se trata de Antonio Tula, quien se encuentra detenido desde el lunes último por asesinar y descuartizar el 6 de este mes a Alejandra Carabajal, de 36 años, y ayer confesó los macabros detalles ante el juez salteño que investigó el crimen”.
Tula y Carabajal tenían cuatro hijos de 13, 9, 6 y 3 años. Habían vivido juntos como pareja hasta mayo de 2005. Después, él se fue con otra mujer, una adolescente de 18 años. El día del crimen, según la confesión del propio asesino, Tula sorprendió a su exesposa mientras se bañaba en la vivienda de Cerrillos que alguna vez habían compartido.
Allí sucedió todo, pero el hecho quedó oculto durante tres semanas. Entre el 6 y el 26 de septiembre, Alejandra Carabajal fue buscada intensamente. Se la creía desaparecida. Cuando la verdad fue descubierta, el espanto unió a todos. “Los vecinos del barrio San Isidro de Cerrillos, en Salta, están todos asombrados por un aberrante crimen. El fin de semana pasado fue encontrado el cuerpo de una joven que había desaparecido a principio de mes”, informaba la Agencia Federal de Noticias, e indagaba en lo peor. Contaba que el cuerpo “estaba seccionado en 15 partes y enterrado en varias bolsas de plástico”.
El Tribuno daba a conocer el método de Tula: asesinó a su exesposa con dos cuchillos. Posteriormente enterró sus restos en inmediaciones a las vías del tren.
El hecho impactó en todo el país. El diario tucumano La Gaceta llegó a realizar un artículo con los asesinatos seguidos por descuartizamiento más impactantes de la historia argentina incluyendo a Tula. Allí informaba que el descuartizador más famoso de la Argentina fue Eduardo Jorge Burgos, quien a mediados de 1955 mató a su novia. También se recordaba el primer descuartizamiento registrado en la historia criminal argentina: había ocurrido en 1845. Antonio Posse, colaborador de Juan Manuel de Rosas, fue asesinado y desmembrado por su amante, Tomasa Sampayo, y por su esposo. En 1894, el ciudadano francés Raoul Tramblié mató y descuartizó a su socio en el sur de la ciudad de Buenos Aires para luego huir a Francia, donde fue capturado. El 3 de agosto de 2003 María del Carmen Rómbola asesinó a tiros a su esposo en su casa de Rosario. Luego, con la ayuda de un hombre, cortó el cuerpo en 25 pedazos y los enterró en la huerta de un barrio humilde. Santiago del Estero, en febrero de 2003, fue el escenario de un doble crimen rematado con un descuartizamiento.
En su confesión, Tula reconoció detalles escabrosos, como que su actual mujer, la jovencísima nueva pareja, cocinaba en las mismas ollas en las que él había hervido los restos de la madre de sus hijos. La Justicia detuvo rápidamente a la adolescente, que estaba embarazada de cuatro meses en ese entonces, acusada de posible encubrimiento. Además, el asesino dijo que los cuchillos que usó para ultimar a Carabajal todavía eran utilizados en la mesa familiar.
“Al ser consultado por qué decidió cocinar algunas partes del cuerpo de Carabajal, Tula indicó que su intención era ‘hacerla desaparecer más fácil’”, relataba Infobae.
Las preguntas y los reclamos
Las semanas siguientes al descubrimiento del hecho, Cerrillos estuvo movilizado. Hubo manifestaciones para exigir justicia por Alejandra. “Familiares de la joven madre asesinada y descuartizada en Cerrillos, Alejandra Carabajal, piden reclusión perpetua para Raúl Antonio Tula, el asesino confeso de la mujer. Hicieron el pedido con una marcha realizada en el pueblo de Cerrillos, que comenzó a las 19.00. En diálogo con AM840 Radio Salta, Rafaela Carabajal, hermana de la víctima, relató sus sospechas sobre la participación de otras personas durante el descuartizamiento.
La mujer aseguró que los pequeños hijos necesitaron asistencia psicológica por el duro trauma por el que están pasando. Los cuatro chicos están en guarda de sus abuelos, relató”, informaba el sitio ruraldesalta.org. Agregaba que la hermana de la mujer asesinada relataba que Tula siempre había sido “un tipo que descuidó a su familia”. «Nunca tuvo responsabilidad más allá de que en su trabajo digan se lo veía como buen ciudadano», expresaba.
Tula fue rápidamente bautizado por la prensa como “El descuartizador de Cerrillos”. Un informe psicológico describía lo sucedido de la siguiente manera: “(Tula) dijo que pensó cómo deshacerse del cuerpo y que cometió su crimen pensando en la mujer que ‘troceaba’ a sus víctimas y se las comía en compañía de otras amigas. Decide hacer lo mismo. A las 22.30 dice que termina de seccionarla y que cocinó varias partes del cuerpo. Negó sin convicción haber comido parte de la misma. Dice que cocinó para comérsela él y otras personas. No lo hace porque estaba apurado para deshacerse de los pedazos ante la posibilidad de ser descubierto. En el caso que nos ocupa, nos llama la atención la frialdad emocional, la anestesia afectiva, la indiferencia, la ausencia de remordimientos, culpa y/o arrepentimiento que evidencia. En la autopsia figura la ausencia de ciertas partes del cuerpo de la víctima, como ser el cuello y una hemipelvis con toda su estructura sexual externa. El cuello es donde aplicó los cortes. Pero… ¿y el aparato genital femenino externo?”.
Según relató David Esteban Flores del Poder Judicial en el informe, Tula “era conciente de sus actos. Reflexionó correctamente todo el tiempo sobre la trascendencia de ellos. Pudo dirigirlos de acuerdo a su voluntad y albedrío. Distingue el bien del mal. Es disfuncional. Esquizoide. Perverso”.
El sitio ruraldesalta no pasaba por alto una pregunta realizada por Flores a Tula: qué opinaba sobre matar. “Dice que si es por subsistir, está bien. Piensa que los militares en el proceso mataron por seguridad y que eso está bien”, contestaba el profesional, que luego agregaba detalles relatados por el asesino sobre el día del crimen. “(Tula) le habló por teléfono a Alejandra y se juntaron en la casa de ella a las 15.15. Tuvieron relaciones sexuales y que ella le comentó que tenía otro pretendiente. Que a las 16.30 la víctima se fue a bañar y que él tomó un cuchillo ‘Ginsu’ y se dirigió al baño. Le puso el cuchillo en el cuello y le dijo que iba a matarla. Que ella no se defendió y sólo le dijo quién iba a cuidar a los hijos. Señala que entonces le cortó un lado del cuello y ella se aferró a él y luego le cortó el otro lado. Posteriormente dijo que ella cayó y que le asestó una única puñalada en la espalda. Esa es su versión”.
El juicio
El hecho recién pudo ser condenado en marzo de 2007. Tula fue juzgado por la Cámara 1° en lo Criminal. Su pareja también estaba acusada.
“Condenado por mutilar y hervir a su mujer” titulaba el diario correntino Época. Allí se informaba que el asesino había recibido perpetua. “Además, Tula deberá pagar 200 mil pesos de costas. Durante su última declaración, el hombre confirmó que la mató con saña y sin piedad”, agregaba.
FM Aries informaba que “en la misma causa, se encontraba imputada Débora Rodríguez, actual pareja del asesino, por encubrimiento, y fue absuelta pero condenada a pagar la suma de 15 mil pesos por daño moral a la familia de la mujer asesinada”.
En 2009, la Corte de Justicia de Salta desestimó el recurso de casación interpuesto por la defensa de Tula y confirmó la condena.