En 2019 más de tres millones de latinoamericanos se infectaron. La mayoría pertenece a sectores vulnerables.
Andrea Gamarnik es especialista en el estudio molecular del virus del dengue. Explica porque en el 2019 más de tres millones de latinoamericanos se infectaron y las razones por las cuales la mayoría de ellos pertenecen a sectores vulnerables.
De acuerdo a las cifras consignadas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Latinoamérica experimentó más de 3 millones de infectados desde 2019 y ya se registran 125 mil en lo que va del 2020. En ese marco, Página 12 entrevisto a Gamarnik (bioquímica de la UBA) quien se ha convertido en una referencia en el estudio molecular del virus.
Algunas de sus declaraciones resultan más que importantes para provincias como Salta que tuvo su último pico grave en el año 2016, fundamentalmente en el departamento de Orán. “Este año superamos un record histórico en número de casos en Latinoamérica. Desde que comenzó el brote en agosto de 2019 hasta la fecha se identificaron, aproximadamente, tres millones de infectados. El virus “explota” por ciclos: se manifiesta de manera notoria, luego baja y, quizás, después de un tiempo, vuelve a resurgir. En nuestro país lo peor pasó en 2016 cuando se registraron unos 40 mil casos”, destacó la profesional.
Gamarnik admitió que el número es increíble para la región. “Hay que tener en cuenta que más de dos millones corresponden a Brasil. En 2020, Argentina registra unos 70 casos confirmados (entre importados y autóctonos) pero el número se incrementará. Lo que sucede es que, durante esta época del año, la gente se va de vacaciones a países limítrofes y trae el virus para acá. El riesgo aumenta porque, rápidamente, los casos importados devienen en autóctonos al incrementarse la circulación en nuestro territorio”.
Lo último podría interpretarse como el indicio de que estamos ante una enfermedad de clase media, pero no. Ante la pregunta concreta, la especialista respondió. “El dengue está claramente asociado a la pobreza. Los grupos sociales que habitan en condiciones de urbanización descontrolada y sin acceso al agua potable, la juntan en tachos. Ahí es donde se acumula el mosquito, comienza a circular con el virus y las chances de infección son mucho mayores. A veces, la gente no tiene ni agua: ¿vos pensás que se van a preocupar por la existencia de un mosquito?”
