La Carta Abierta a la Junta Militar sigue mostrando el caos originado por los militares y continuado por varios gobiernos democráticos.
Rodolfo Walsh nació el 9 de enero de 1927 en Choele Choel, hoy Lamarque, en Río Negro. Hoy cumpliría 97 años. Está desaparecido desde el 25 de marzo de 1977, cuando un grupo de tareas de la dictadura militar lo interceptó en las calles de la Ciudad de Buenos Aires. Walsh todavía es el periodista más emblemático de la Argentina. Algunos de sus trabajos, como Operación Masacre y la Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar, son textos que pesan como el primer día.
Walsh fue secuestrado y desaparecido cuando despachaba la Carta para distintos medios de comunicación. Ese texto enumeraba las atrocidades que la dictadura había cometido sólo en un año. Desapariciones, torturas y también un desastre económico. Tragedias que aún hoy padecemos.
«En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales. Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9%12 prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron», escribió Walsh.
«Los resultados de esa política han sido fulminantes», escribió Walsh en una carta que le tomó todo aquel verano en el que estuvo recluido en una casa cercana a La Plata. «En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan. Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la ‘racionalización'», agregó.
Esas políticas fulminantes en contra de la Salud y los ciudadanos aún resuenan en el país. Contribuyeron a profundizar la pobreza y la desigualdad, problemáticas que hoy son obstáculos gigantescos.
«Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subtérráneas», seguía Walsh.
«Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar ‘el país’, han sido ustedes más afortunados. Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación anual del 400%, un aumento del circulante que en solo una semana de diciembre llegó al 9%, una baja del 13% en la inversión externa constituyen también marcas mundiales, raro fruto de la fría deliberación y la cruda inepcia», agregó el periodista, mostrando números y porcentajes que condenaron a la Argentina. Políticas similares aplicadas en distintos períodos posteriores a la dictadura, como las del gobierno de Mauricio Macri o las que pretende implementar Javier Milei, profundizaron esas tragedias que hoy seguimos padeciendo.