miércoles 15 de mayo de 2024
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Inmigrantes poderosos | El extranjero rico no pide permiso para matar al trabajador rural

El alemán Theobart Hartmut – dueño de una finca en Palomitas – quedó detenido por el homicidio de un trabajador rural que lo había denunciado laboralmente. Las pruebas indican que Ramón Ignacio Casas, de 56 años, murió envenenado.

La Fiscalía Penal 4 de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, a cargo de Ramiro Ramos Ossorio, imputó ayer a Theobart Hartmut por el delito de homicidio calificado por el uso de veneno u otro elemento insidioso en perjuicio de Ramón Ignacio Casas de 56 años.

Según consta en las actuaciones, el mismo Hartmut reportó el pasado lunes que cuando fue a su finca ubicada en Palomitas, encontró a su empleado sin vida y en avanzado estado de descomposición en una habitación que ocupaba y que le parecía que había consumido alguna sustancia tóxica ya que había encontrado una botella con un líquido sobre la mesa.

El resultado preliminar de la autopsia reveló que la muerte de Casas se produjo por paro cardiorrespiratorio por intoxicación con veneno (pesticida), elemento tóxico que resultó coincidente con el contenido de la botella y plato que fueron secuestrados en la mesa del fallecido. “A estos elementos, Ramos Ossorio sumó la declaración de familiares de la víctima, quienes en forma coincidente dijeron que Casas trabajaba hace varios años para Hartmut desempeñando trabajos de cuidado de la hacienda y que mantenían malas relaciones laborales hace algún tiempo ya que no le pagaba lo que le correspondía y le propinaba malos tratos” indicó el sitio de los fiscales penales de la provincia.

Los hijos del fallecido incluso relataron que su padre los reunió y les manifestó que su patrón lo seguía y que cualquier cosa que le sucediera, sería su culpa. Una de las hijas de Casas dijo que su padre le confesó que había radicado una denuncia ante la AFIP contra su empleador, lo que fue verificado por las tareas investigativas preliminares mediante el secuestro de documentación acreditante.

El fiscal considera en la acusación los conflictos laborales que mantenían el acusado y la víctima desde hace algunos meses y que Hartmut era quien le proporcionaba la mercadería con la que Casas se alimentaba.

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