El municipio de Vaqueros cuenta con un Concejo Deliberante de sólo tres miembros, pero el joven concejal celebró haber quedado en la presidencia del mismo. Acá un breve perfil de la persona que según algunos será intendente del lugar.
Fue ayer cuando el joven que hasta hace poco era un referente estudiantil de la U.N.Sa., se quedó con la presidencia del Concejo Deliberante de Vaqueros. Es referente del recientemente creado partido Felicidad y llegó al cargo de concejal en las legislativas de octubre pasado cuando cosechó el 24% de los votos, 10 puntos más de quien llegó al cuerpo en segundo lugar. Para algunos, se trata de un joven que más pronto que tarde buscará pelar la intendencia de ese municipio y un repaso rápido por su corta pero intensa historia da la razón a quienes así piensan.
El concejal al que todos llaman “el Tane” tiene 26 años, un optimismo incorregible y la metodología de esos hombres de ciencia que planifican todo: desde el objetivo que se desea alcanzar para transformar las cosas hasta los cómo y los cuándo desplegar energía para ejecutar los movimientos necesarios que permitan alcanzar el objetivo.
Así se convirtió en uno de los Licenciados en Física más joven y con mejor promedio de los egresado de la Universidad Nacional de Salta que, en mayo del 2017, lo distinguió como abanderado en el 45° aniversario de esa Casa de Altos Estudios. Méritos indudables que combinados con la particularidad de no haber asistido a la escuela primaria ni secundaria lo convirtieron en objeto de artículos periodísticos de diarios como Clarín. Halago que coronó con algo mucho mejor: convertirse en estrecho colaborador de un prócer de la educación no formal: el profesor Daniel Córdoba, quien con su programa “Física al alcance de todos” introduce a cientos de salteños en esa disciplina proveyendo con docenas de comprovincianos al prestigioso Instituto Balseiro, donde se forman físicos, ingenieros nucleares, ingenieros mecánicos e ingenieros en telecomunicaciones.
Para muchos, ese instituto de impecable trayectoria era el destino seguro de un Tane al que entrevistamos en julio del año pasado cuando nos confirmó que su futuro no estaba en “el Balseiro” sino en Vaqueros: “Entré a los 14 años a la UNSa como alumno vocacional. Fui cursando mientras rendía libre en el colegio de Vaqueros y como lo hacen muchos chicos de acá, mientras cursaba trabajaba. Por suerte salió todo bien pero no me presenté al examen del Balseiro porque siempre quise vivir en Vaqueros”.
Hay un rasgo en Tane da Souza que oxigena a la política. Y es que en la campaña del 2017 repleta de candidatos que aseguraban que los partidos caducaron y la vocación militante había muerto, él reivindica a los primeros como herramientas claves para otorgarle un rumbo determinado a la sociedad y calificaba a la militancia como práctica imprescindible: “Para nosotros la militancia está atravesada por una pasión a la que muchas veces subordinamos casi todo. La pasión de querer que la sociedad cambie en una dirección que consideramos deseable sabiendo que para que eso tenga posibilidad de éxito hay que aportar organización colectiva y esfuerzo individual”.
Como muchos otros jóvenes de su edad, al actual presidente del Concejo Deliberante de Vaqueros se le fue pegando el espíritu por la militancia en los primeros años del siglo XXI cuando el país se deshilachaba y cientos de vecinos se arrojaron a un peregrinar conmovedor que parió la noción de cooperación. “Todos los que estamos en esto [declaraba aquella vez en referencia a sus compañeros del Partido Felicidad] somos hijos de esa tremenda crisis que obligó también a que los vaquereños organicen el Club del Trueque en el 2001, diseñen el primer emprendimiento turístico municipal llamado El Camino de los Artesanos, o el actual Mercado Vaquereño que cada semana reúne a pequeños productores. Somos jóvenes que pudimos desarrollarnos con cierta plenitud porque en esas experiencias de las que participamos se generó un entorno que nos contuvo. Impulsar al conjunto de la comunidad esos entornos saludables es imprescindible para generar los anticuerpos contra flagelos que existen en todos lados y acá también: el desarraigo de la juventud, esa sensación de sentirse extranjero en su propio pago, las adicciones, el desempleo”.
Tane da Souza Correa, en definitiva, se consolida en sus nuevas responsabilidades institucionales en ese municipio que según algunos desea gobernar en el futuro. Un municipio que a pesar de tener una población relativamente pequeña cuenta también con sus pequeñas grietas que bien pueden explicarse por su historia.
Con una fuerte migración en la década del 40 y 50 del siglo XX cuando las plantaciones de tabaco atraían mano de obra golondrina que luego se asentó en el lugar, los hijos y nietos de esa generación presenciaron desde los 90 el arribo de una oleada social y culturalmente distinta: sectores medios y altos que adoptando nuevos estilos de vida que les permitiesen un mayor disfrute de la naturaleza encontraron en Vaqueros el lugar ideal: por su cercanía con la ciudad y por la cercanía aun mayor con las dos universidades de la provincia, por el precio de la tierra entonces más barata en relación a otros espacios abiertos como San Lorenzo, y por una infraestructura urbana básica adecuada para la construcción de viviendas. Un dato estadístico confirma esa transformación: entre los años 1990 y 2001 los censos muestran que la población del lugar creció un 35% en una década mientras el conjunto provincial lo hizo sólo en una 21%. El fenómeno siguió su curso desde entonces diversificando los hábitos de vida y hasta incrementando el valor de los terrenos.
Esa historia y esas pequeñas grietas son conocidas por el nuevo presidente del Concejo Deliberante del lugar. No obstante ello, cuando en aquel julio del 2017 fue consultado al respecto, tomó aire y ensayó una respuesta que se enfocaba en el futuro: “Con mi familia llegamos a Vaqueros en marzo del 94. Ahora estoy en listas con compañeros cuyas familias viven aquí hace muchas décadas y siempre hablamos que lo importante ahora no es ponernos a ver las causas de esos desencuentros sino en trabajar para encontrar los caminos para construir puentes que articule a esos sectores. Te puede parecer pesimista esta respuesta pero no lo es. Simplemente expresa la necesidad de ponerse a trabajar en ese sentido generando intervenciones que unan para evitar esas discusiones donde se cambia el mundo verbalmente pero que pueden ser desmoralizadoras sino sólo queda ahí”.
Es cierto. La respuesta de Tane al problema lejos de ser pesimista está atravesada por una certeza que el entrevistado explicó largamente con lo cual no tenemos más remedio que abreviarla: a pesar de las diferencias económicas y de historia que puedan existir entre sectores importantes de Vaqueros, la intensa vida comunitaria que allí se experimenta en las últimas décadas fue forjando rasgos culturales comunes que con mayor o menor intensidad atraviesa a todos los vaquereños.