La candidata de la Casa Rosada llegó al Senado provincial pero no logró un porcentaje que la impulse a 2023. En el camino quedó un kirchnerismo salteño dividido y debilitado.
Pamela Ares obtuvo 22.618 votos, 9.17 por ciento en la categoría para senador provincial por el departamento Capital. Un fracaso rotundo para una figura impuesta desde la Casa Rosada que accedió a la candidatura a un costo muy caro para el kirchnerismo salteño.
En la previa de las elecciones, Pamela Ares recibió un apoyo muy fuerte y directo del gobierno nacional. Se la vio protagonizar actos al lado de Santiago Cafiero y hasta viajó a Salta junto a Alberto Fernández. Es recordada la fotografía que circuló por todos los medios y las redes en la que se veía al presidente descender del avión que lo trajo a nuestra provincia para participar de los cuestionados actos por Güemes. Ares caminaba justo detrás del mandatario.
Con esa imagen, Ares se recibió de representante de la Casa Rosada. Pero los resultados muestran que ni Alberto Fernández pudo levantar su imagen. Este compromiso del oficialismo nacional le costó caro al kirchnerismo salteño. Fue una postulación que provocó divisiones.
Todo estaba listo para una campaña diferente. El Partido de la Victoria y el Partido Felicidad, con el compromiso de Sergio Leavy, habían acordado llevar a Mauro Sabbadini como candidato a senador. La situación cambió cuando el Frente de Todos llamó a una reunión en Casa Rosada. Allí se definió la candidatura de Ares.
Esa decisión nacional tuvo un impacto profundo en la provincia. Provocó una crisis interna que derivó en la partida de partidos como Unidad Popular y Kolina. El disgusto fue también para los que se quedaron: Sabbadini y Leavy no pudieron negarse a las nuevas normativas nacionales.
Todo fue a pedir de Nación. La presión de gente cercana a Wado de Pedro contribuyó a romper el frente, que de haber permanecido unido, según los números de este domingo, podría haber obtenido más del 15 por ciento, es decir, un segundo lugar.
Con estos resultados, Ares no queda bien posicionada para los próximos dos años. Una derrota que suma un nuevo eslabón en la problemática realidad del kirchnerismo salteño.