En noviembre de 1977, el matutino porteño aseguró que dos niños habían sido «abandonados» por sus padres, que en realidad habían sido secuestrados, torturados y desaparecidos por el Terrorismo de Estado.
«Martín Sebastián Adriana Arancibia son dos hermanitos de 5 y 4 años, que el 11 de mayo se encontraron de pronto solos. Perdidos. Sin entender nada de lo que pasaba a su alrededor. No conocían a nadie de todo ese mundo que caminaba de un lado para el otro. La policía los encontró en Paseo Colón e Independencia. Los pequeños explicaron que vivían en Paseo Colón 713, departamento 9 F. Hacia allí se dirigieron las averiguaciones comprobándose que era cierto, aunque en ese departamento no había nadie.
La policía los envío a la Secretaría del Menor y la Familia y actualmente Martín Sebastián y Adriana se encuentran en el Instituto Riglos, de esa secretaría, en la provincia de Buenos Aires.
Al carecerse de noticias de los padres, se solicita a cualquier familiar -presumiblemente tienen una abuela en la provincia de Salta, de apellido Zago- que posea cualquier dato que permita a los dos pequeños restituirse al núcleo familiar, lo notifiquen al teléfono 363758, de 15,30 a 19».
Era noviembre de 1977. La noticia se había publicado en un recuadro del diario Clarín. Estaba acompañada por las fotografías de los pequeños y un título: «Buscan a familiares de dos niños abandonados». Era todo falso. Clarín mentía. Peor aún: Clarín, «el gran diario argentino», colaboraba con la dictadura militar y ocultaba la desaparición de personas.
Lo que había ocurrido era algo muy diferente: los dos niños no habían sido «abandonados». Sus padres habían sido secuestrados, golpeados, torturados y desaparecidos por el Terrorismo de Estado. Ahora, la Justicia ordenó que el diario de Magnetto y los Noble se rectifique.
Según informó El Cohete a la Luna, los niños pertenecían a una familia salteña. Hoy, exigen justicia y que el diario diga la verdad, aunque ya sea tarde.
«Fue una tremenda injusticia que publicaran que nuestros papás nos habían abandonado. Si no querían decir nada sobre nuestros padres, podrían haber puesto que éramos dos niños en el orfanato Riglos que buscaban a su familia y punto. Pero no había necesidad de mentir que nos habían abandonado», le dijo Adriana Arancibia al mencionado sitio.
Los padres que según Clarín habían abandonado a sus hijos eran el salteño Roberto Arancibia y su esposa María Eugenia Zago. El cuerpo de Arancibia apareció en 1978 en una playa: había sido víctima de los «vuelos de la muerte», tal como lo certificó el Equipo Argentino de Antropología Forense. Zago continúa desaparecida.
Adriana no recuerda el día de la desaparición de sus padres, cuando los militares los separaron para siempre. «Mi hermano recuerda apenas alguna cosa, él era un poco más grande. Dice que cuando se estaban llevando a los viejos, mamá le gritó que no se olvidara de que teníamos una abuela en Salta. Y le recordó nuestros nombres reales, porque todos estábamos clandestinos. El portero del edificio declaró en su momento que los militares nos dejaron en casa de un vecino del mismo piso. Pero nosotros nunca pudimos reconstruir realmente nuestro derrotero posterior al operativo. Hay un hueco entre la fecha del secuestro y la fecha de nuestro ingreso al Riglos. No hay ningún registro de lo que hicieron con nosotros, ni de dónde pasamos las primeras noches. No sabemos», explicó.
La rectificación ordenada por la Justicia se dio en el marco de una causa por los vuelos de la muerte que condenó a cuatro ex militares. La auxiliar fiscal, Mercedes Soiza Reilly, dijo que «las medidas de reparación integral son una oportunidad para que la Argentina siga a la vanguardia en los procesos de justicia por crímenes de Estado».
«El derecho de las víctimas no se agota en el juzgamiento de los acusados sino que requiere, además, de medidas para restablecer su dignidad, de actos moralmente reparatorios: de una reconstrucción de la verdad histórica», explicó.
«Nosotros vamos a insistir para que la rectificación se haga efectiva y se publique. La mentira sobre nuestra familia está en los archivos desde hace 45 años. Ahora, basta», dijo Arancibia.