sábado 14 de diciembre de 2024
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«Nacieron para sobrevivir» | Un mítico periodista español pidió que «no teman por los argentinos»

Es Enric González, que fue corresponsal del diario El País de Madrid en Buenos Aires, Londres, Roma y Nueva York. En un texto en el que describió los usos y costumbres de nuestro país, aseguró que Argentina cae al abismo «con frecuencia», pero «luego remonta y en cuanto puede se asoma de nuevo al vacío».

La crisis económica que tiene en vilo una vez más a la Argentina parece, ya, una moneda corriente que está, sí, devaluada. Un descalabro más, de tantos que ya hemos padecido en nuestro país. Algo que no sorprende tanto. Como si los argentinos estuviéramos condenados a una rueda perpetua de inestabilidad.

Algo de eso comentó Enric González, mítico periodista español, corresponsal del diario El País en Buenos Aires durante los años de la gestión de Mauricio Macri. González escribió un artículo titulado «No teman por los argentinos» en el que hizo un repaso de usos y costumbres de los habitantes de nuestro país. Incluidas las crisis económicas.

«Argentina no solo está habituada a vivir al borde del abismo: cae en él con frecuencia», escribió el periodista, que también fue corresponsal en Roma, Londres y Nueva York. «Pero luego remonta y en cuanto puede se asoma de nuevo al vacío», agregó.

En el mencionado artículo, publicado en la revista Jot Down a principios de 2021, González dice: «Argentina nació el 9 de julio de 1816. Tiene solo doscientos cuatro años. En teoría, el trabajo de sus historiadores debería ser fácil: todo es relativamente reciente y se supone que los periódicos contaron lo que ocurrió cada día desde la fundación. Sin embargo, la historia argentina está llena de misterios».

El artículo recoge algunas de las impresiones que González se llevó tras su paso por Buenos Aires como corresponsal. «Los argentinos piensan como italianos, gesticulan como italianos, se besan como italianos y actúan como italianos. También saludan a la italiana», escribió.

«Según mi experiencia, los argentinos son cordiales, hospitalarios y, al menos de forma colectiva, muy autocríticos. Coinciden todos en que el país, como Perú en la novela de Mario Vargas Llosa, se jodió en algún momento. Difieren en la designación de los culpables. Para los ‘gorilas’, la ruina llegó con Juan Domingo Perón. Los ‘peronchos’ culpan a la oligarquía», siguió. Y agregó: «Es indiscutible, en cualquier caso, que a mediados del siglo XX la economía argentina, antes rutilante, se estancó. Y luego decayó. Y siguió decayendo».

González no se quedó sólo en una descripción de los porteños. «A los argentinos del resto del país no les gusta ser confundidos con los porteños, los habitantes de Buenos Aires. Ocurre que cuesta distinguir entre la ciudad y la provincia de Buenos Aires por el crecimiento frenético de la urbe más allá del término municipal, y ocurre que la provincia de Buenos Aires acumula casi el cuarenta por ciento de la población argentina y más de la mitad de la riqueza, y ocurre, por tanto, que es fácil confundir la parte con el todo. Los extranjeros nos asombramos al descubrir que hay otras Argentinas más allá del fangoso Río de la Plata. El país es enorme y diverso», dijo.

«Argentina posee un pasado brillante, aunque más remoto cada día que pasa. También cuenta con un futuro rutilante: cada argentino está convencido de que ha de llegar un tiempo glorioso en el que su país ocupará un puesto de honor en el mundo. Fíjense, por ejemplo, en que los políticos hablan en futuro y en que cada nuevo presidente cree inaugurar la historia nacional. Lo que falla, siempre, de forma inexorable, es el presente. El presente no tiene arreglo. Hasta que llegue el momento que ha de llegar, los argentinos que pueden hacerlo acumulan dólares —otro dato de rango paranormal: los argentinos esconden en los lugares más inverosímiles el diez por ciento de los billetes estadounidenses que circulan por el planeta, una millonada— y se las arreglan para ir tirando», analizó el periodista.

En su parte final, González repasa las caídas del país, pero lanza una advertencia al resto de los extranjeros que pueden sentir que ahora sí llegó el final: «No teman por los argentinos. Nacieron para sobrevivir a cualquier catástrofe. Y cuando no sobreviven, resucitan. Ese talento constituye el misterio supremo».

Leé el artículo completo en este link.

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