El caso ya tomó trascendencia nacional por sus vínculos con la llamada “ruta de la efedrina”. Los Barakat fueron vinculados a la fabricación de cocaína y se llegó a ellos siguiendo la pista de la ejecución de un matrimonio en Catamarca.
Finalmente culminó el juicio que la justicia catamarqueña seguía contra los hermanos sirios Barakat Barakat (42) y Fadel Barakat (45), los comerciantes de la localidad de Salvador Mazza en el norte provincial quienes fueron condenados a 12 años de prisión por fabricar cocaína y almacenar toneladas de precursores químicos.
Tal como informara este medio desde el inicio de las actuaciones judiciales, el caso era asombroso por la trama y las conexiones que supuso: la policía catamarqueña llegó al norte de Salta a partir de la investigación de un crimen ocurrido en 2010 en una cocina de droga en la localidad catamarqueña de Icaño; el caso está vinculado a una sofisticada banda narco que operaba desde el Olivos Golf Club que fue detenida en enero pasado e involucraba a otro salteño; y también había vínculos entre los Barakat y el contrabando de efedrina que llevó al Triple Crimen de General Rodríguez, en 2008.
El asesinato de Icaño
El primero de los puntos fue publicado por CUARTO hace un par de semanas cuando informáramos que todo comenzó el 13 de diciembre del 2010 con el asesinato de dos septuagenarios en la localidad de Icaño (La Paz): Ángel Chamez e Hiladia Vallejos. Los mismos fueron asesinados a balazos y mientras la policía realizaba peritajes en el domicilio encontraron cajas con enormes cantidades de envases de acetona, manitol, éter sulfúrico, ácido clorhídrico, ácido sulfúrico, amoníaco, lidocaína y otras sustancias, además de tres kilos de cocaína. El lugar era una cocina de cocaína, dato que Mario Alberto Córdoba (34), alias “Kempes”, desconocía cuando asesinó a los ancianos para llevarse elementos de valor. Esas cajas aportaron datos que permitieron a los investigadores seguir el rastro de la cadena de envíos. Tanto fue así que el 18 de julio de 2016 se realizaron allanamientos en los inmuebles de los hermanos Barakat Barakat y Fadel Barakat en Salvador Mazza. Allí se encontraron toneladas de precursores químicos. Todo era llevado a cabo tras la pantalla de ser vendedores al por mayor de productos farmacéuticos, veterinarios, productos de almacén y supermercados.
Narco Golf
Ahora que el caso tomó trascendencia nacional, la prensa del país encontró nuevos y sorprendentes nexos. Clarín recordó en su edición de hoy lo ocurrido el viernes 26 de enero pasado cuando la Gendarmería detuvo a una banda de traficantes en un operativo al que se bautizó «Narcogolf» porque uno de sus cabecillas vivía en el Olivos Golf Club. De acuerdo a la investigación, la organización había comprado unos 800 kilos de cocaína boliviana a un colombiano radicado en Santa Cruz de la Sierra.
Entre los detenidos de Narcogolf estuvo el salteño Elías Exeni (56, alias «El Turco»), quien vivía en el Golf Club y tenía nutridos antecedentes por narcotráfico. “¿El más interesante de ellos? Era uno de los hijos del matrimonio masacrado en 2010 en la cocina de cocaína de Icaño”, reveló Clarín. Nacido en Salvador Mazza, Elías Exeni tenía relación con los Barakat. Para empezar, los tres estaban asentados en Salvador Mazza: los Barakat vendían precursores y Exeni se había hecho una reputación como cocinero de cocaína. Los Exeni también se movían como un clan: además de Elías, los investigadores siguieron los pasos de sus hermanos Dolores (inclinada a la política y directora de una fundación) y Luis (le rastrearon antecedentes en Córdoba).
«Que Hiladia Vallejos sea la madre de Elías Exeni tiene importancia en el caso dado que está absolutamente comprobada la relación entre los imputados y Elías Exeni quien –como se verá– tenía relación con los imputados en el negocio ilícito de los estupefacientes», sostuvieron los jueces en su sentencia.
El Triple crimen de General Rodríguez
Para completar la trama, los investigadores determinaron que los hermanos Barakat le compraban los precursores químicos (que luego desviaban al mercado narco) a la Droguería Libertad. De hecho en la cocina de Icaño, en Catamarca, se secuestraron 25 kilos de lidocaína con la marca de Droguería Libertad. El precursor había sido comprado por José Luis García Coronado, socio de los hermanos sirios, quien permanece prófugo en la causa por la que sus cómplices fueron condenados a 12 años. Y Droguería Libertad no es una droguería más: fue la que importó el 37% de la efedrina entre los años 2004 y 2008. Una fiesta de descontrol para la fabricación de metanfetaminas que terminó con los crímenes de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón.