“Amor en Penumbras” es última novela de Ana María Gallardo y la que completa una trilogía sobre el tema de la esclavitud en la provincia de Salta y en el país ya que anteriormente publicó «La esclava Antonia Parda, hechicera» y «Del amor esclavo«. (Raquel Espinosa)
La historia de Antonia y Francisco aquí narrada se abre con un viaje inicial que parte desde Santiago del Estero, pasando por Mendoza, hasta Santiago de Chile. La narración concluye con otro viaje emprendido desde Lima, atravesando la actual república de Bolivia, hasta la entonces llamada Frontera del Este, en el chaco salteño. Entre uno y otro recorrido se recrean acontecimientos y personajes que la autora afirma que existieron durante el siglo XVIII en las zonas mencionadas.
Los temas planteados están naturalmente vinculados y conforman una pintura de la época virreinal en América del Sur: la esclavitud, los atropellos de la Inquisición, el amor y el desamor, la traición, el exilio forzoso, el destino, la vida y la muerte. La autora, que es Licenciada en Historia, se ha documentado rigurosamente para recrear los acontecimientos pero ha hecho uso de las licencias que proporciona la literatura para atisbar en la vida cotidiana de los protagonistas y para mostrar la intimidad que la historia no quiere o no puede mostrar, por lo menos la historia más difundida durante muchos años.
Antonia, que es una esclava liberta, posee una belleza exótica que no sólo ha despertado el amor del español Francisco Concha sino también la pasión de otros hombres poderosos que la acusaron de hechicera y la condenaron a la hoguera, razón por la cual los enamorados debieron huir de su tierra natal. Diferentes avatares y circunstancias logran unir estrechamente a la pareja pero también serán la causa de una dolorosa y prolongada separación. En esa instancia de soledad la novelista recrea la vida limeña en la que se verá atrapada la protagonista durante un largo tiempo. Ante el lector se despliegan las múltiples facetas de la Ciudad de los Reyes, de esa Lima que fue la capital del Virreinato del Perú y la más grande e importante ciudad de América del Sur. La ciudad real también fue la cuna de la Inquisición y el mayor centro de tráfico de esclavos.
Umberto Eco en su libro «Los límites de la interpretación» afirma que “todo acto de lectura es una transacción difícil entre la competencia del lector (el conocimiento del mundo compartido por el lector) y el tipo de competencia que un determinado texto postula para ser leído de forma económica”. Teniendo en cuenta este punto de partida cabe señalar que la lectura de «Amor en penumbras» presupone un lector que conoce la historia de nuestro continente, del país y de nuestra provincia en la época virreinal pero no excluye a quienes sólo tienen nociones básicas sobre el tema en cuestión sino que lo invitan a atisbarlo a través de logradas descripciones y relatos. Al llegar a Lima Antonia se deslumbra con lo que ve: “Una tenue llovizna cae y una niebla temprana le empaña la vista. Mira azorada esa ciudad llena de grandes casonas con balcones que penden de las paredes… En la Lima virreinal, todo es bullicio callejero –también sordidez-, esplendor en las casas de los funcionarios reales y riquezas en las iglesias con su santidad a cuestas de sus torres imponentes, y la mixtura de razas y castas diferentes”. Para la peregrina que huye del poder de la Inquisición la capital del Perú es “una tierra sórdida”, “una ciudad horrible”, “esa horrenda ciudad de muerte y de esplendores”. La ha conocido recorriendo las plazuelas de las Nazarenas, del pueblo del Cercado, de las Mercedarias de San Lázaro y de Santa Catalina por donde pasaba ofreciendo sus mercancías. Como otros negros, mulatos, indios y criollos de la mítica ciudad organizaba sus trayectos para ofrecer sus pastelitos y dulces por diferentes calles como la de los judíos, el Portal de Botoneros, los Plateros, Orejuelas, el Malambito, Ibarrola y Animitas. Vive en el barrio de San Lázaro sumida en la nostalgia, la angustia, el trabajo sostenido y el miedo siempre latente de que se descubriera su verdadera identidad. El drama que vive tiene su origen en el hecho de haberse enamorado de un blanco siendo ella una negra. Es lógico imaginar la infinita serie de connotaciones –casi todas negativas- que la palabra “negro/negra” suscitaba en aquella época pero resulta algo complicado unir a estas palabras con el concepto de belleza. En esta joven esclava liberta coinciden la negritud y la belleza, rasgos que marcarán a fuego su destino perseguida por una sociedad altamente clasista e intolerante. Por eso el amor entre Antonia y Francisco será durante toda esta etapa un “amor en penumbras”, no iluminado sino disimulado siempre, negado, escondido. Sólo saliendo de Lima tendrán una oportunidad. Por eso prepararán el viaje de regreso por los caminos del sur del Virreinato hasta la meta final: Salta y la antigua Frontera del Este.
Los protagonistas cruzan en una calesa el puente de piedra sobre el río Rimac e inician una larga travesía parando en postas y refugios del camino. La historia pasa a un segundo plano y es la geografía americana la que ahora despliega sus artes para cautivar al atento lector que verá pasar a los viajeros por llanos y quebradas uniendo parajes y pueblos. Chilcas, Cozco, Caccha, Tinta, Puno, la laguna de Chucuito, Potosí, Oruro, La Quiaca, Cangrejos Grandes, Humahuaca, el norte de Salta… y, finalmente, luego de atravesar diversos ríos como el Wierna, Vaqueros, Los Sauces, el Pasaje y Rosario los enamorados llegan a la tierra prometida gracias a la generosidad de un amigo que le acerca una interesante propuesta: “Voy a darte unas tierras que están a mi nombre en un lugar llamado ‘La Banda de Pitos’ en la frontera con los indios, cerca de una misión llamada Miraflores”.
Si bien es verdad que hay una distancia significativa entre la historia misteriosa de la producción de un texto y la deriva incontrolable de sus interpretaciones futuras el relato que nos acerca en esta oportunidad Ana María Gallardo conforma un texto que nos ayuda a interpretar más fácilmente nuestro pasado virreinal, acercándonos una mirada nueva sobre hechos que muchos desconocían, no les interesaba o, simplemente, de los que no hablaban. La escritura de Ana María y su nuevo libro se suman al rescate que otros autores iniciaron anteriormente para alumbrar parte de nuestra historia, de nuestra sociedad y de su entramado, tanto del centro como de la periferia. La propuesta es atender a ese pasado que deberíamos recordar más a menudo y que puede sorprendernos con sus revelaciones.