viernes 13 de diciembre de 2024
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La caridad que no alcanza | Un salteñito soñaba con agua potable: le dieron una pelota y una bici

Se llama Paulo Vázquez y vive en la comunidad Santa María Nueva del municipio de Santa Victoria Este. Su historia fue parte de una nota periodística que buscaba resaltar la solidaridad, aunque solo parece aliviar el alma de algunos ricos.

“Los más necesitados. Así se logró cambiar la realidad de chicos devastados por la pandemia”, es el título de una larga nota publicada por el diario LA NACIÓN. El mismo intenta mostrar cómo la pandemia afectó especialmente a niños que crecen en contextos de pobreza.

“En estos hogares en los que se vive al día, se cortaron las changas y el empleo informal, la comida empezó a escasear, la escuela virtual sin celulares ni Wifi fue una utopía y todo les empezó a costar más. Las realidades de estos chicos fueron reflejadas por ´Hambre de Futuro´ en LA NACION a lo largo de todo este año y, producto del compromiso de la audiencia, se pudieron mejorar en distintos aspectos” destaca Micaela Urdinez que recopilo historias en distintos puntos del país que pincelan el drama vivido. Todas las historias están atravesadas por la solidaridad y las buenas intenciones, aunque una lectura atenta de las mismas deja a las claras que solo con ello no alcanza y la necesidad de políticas públicas para paliar los dramas que se viven,

Es el caso del adolescente salteño Paulo Vázquez a quien efectivamente le faltan muchas cosas. “Pero las primeras que mencionaba en la nota con LA NACION eran una pelota de vóley para poder jugar a su deporte favorito y un pozo con agua potable en su casa” resalta la nota que recuerda que paulo tiene 14 años, vive en la comunidad Santa María Nueva en la localidad de Santa Victoria Este y que la escuela le queda a 3 kilómetros y va caminando.

“Tardo más o menos una hora en llegar. A veces vamos trotando para llegar a las 8 en punto. Si tuviera una bicicleta podría llegar más rápido”, declaraba el adolescente al medio citado. Según la publicación, Paulo pudo cumplir en parte sus sueños: recibió una red y una pelota de vóley para jugar en cualquier momento que quiera. Además, le donaron una bicicleta que le permite llegar más rápido a la escuela. Por último, le hicieron llegar una mochila llena de útiles escolares, libros y regalos para él y para sus hermanos” culmina la sección dedicada al salteñito que sin embargo seguirá cargando con el sueño del pozo de agua potable.

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