Una crónica realizada en el pueblo boliviano donde el guerrillero argentino fue fusilado asegura que Guevara podría haber tenido un hijo criado en nuestra provincia.
El Che Guevara murió el 9 de octubre de 1967 en La Higuera, un pequeño pueblo de Bolivia, el país en el que el guerrillero argentino intentaba replicar la revolución que ya había logrado en Cuba.
El Che pasó sus últimos días allí, donde habitantes de esa zona lo recordaban varios años después de su fusilamiento. Y hasta deslizaban una teoría: pocas semanas antes de ser atrapado, el Che había engendrado un hijo que habría nacido en Salta.
Así lo asegura una crónica de Martín Caparrós publicada en 1991, cuando varios de los testigos del fusilamiento del Che todavía vivían.
«El Abra del Picacho está a cuatro kilómetros de La Higuera, montaña arriba. El Abra son seis casas de adobe en una loma seca y barrida por el viento, sin siquiera colores. En el Abra se festeja, cada 24 de septiembre, a la Virgen de las Mercedes con mucha chicha y un baile de acordeón, charango y guitarrita. A ese baile llegaron los guerrilleros, aquel año, y cantaron y bebieron. Todavía se discute, en el Abra, si Ernesto Guevara bailó o no bailó, aquella noche», escribió el periodista.
«Cansadito, estaba. Como para bailar», dijo una persona que recordaba el hecho. «Para bailar no sé, pero para otras cosas… «, agregaba una mujer, doña Sinfo, «con un brillo en los ojitos arrugados», que relataba una historia que se había expandido por la zona.
«Que, aquella noche, el Che se prendó de una moza de ojos verdes del caserío del Quiñal, que estaba en la fiesta, ‘y se la llevó a los matorrales y ahí nomás la fusiló, pues’, dice, con su sonrisa sin dientes. Y que la moza se empreñó y se tuvo que ir a Tartagal, en Salta, y por ahí andará, según se dice», escribió Caparrós.
«Y Baldomero, el hijo de doña Domitila, que tiene veinte años y una nariz incaica y ganó el año pasado el concurso de coplas de La Higuera, canta en voz baja, tras muchos pedidos, la copla ganadora», siguió el periodista en el texto que se puede leer en el libro Larga distancia.
«Ella está muy lejos/en el Tartagal/la de ojitos verds/que me va a esperar/Mi negrita se ha ido/cómo me dejo´… «, dice la copla, que se inspira en el mito del hijo final del Che, un argentino como él. Un salteño como nosotros.