Tras las expresiones sexistas del periodista Mario Peña contra la intendenta Bettina Romero, la directora del Observatorio de Violencia contra las Mujeres precisó el significado de violencia simbólica y de una comunicación con perspectiva de género.
El escándalo se desató el día viernes tras una editorial del propietario de FM Aries en donde se refirió a la jefa comunal como una “nena caprichosa”, “hija de” y que mientras fue diputada “presentó un solo proyecto en dos años, creo que tuvo uno o dos embarazos los cuales se los pagó el Estado porque indudablemente que no trabajó”, manifestó.
La noticia trascendió la provincia y fue título de medios nacionales. En ese marco, la académica participó del programa Cuarto Oscuro (FM La Cuerda 104,5) para precisar aspectos conceptuales en el marco del debate ocasionado por las expresiones del periodista. Transcribimos a continuación la columna:
“Los dichos de Mario Peña sobre la intendenta nos permiten hacer una reflexión acerca del rol del periodismo y de cómo comunicamos con perspectiva de género. Hablar de esto no solamente tiene que ver con cómo se comunican hechos puntuales de violencia – cuando hablamos de una violación, un femicidio – que supone hablar con propiedad, proteger la identidad de la víctima, el modo de referirnos sin usar diminutivos como muchas veces vemos en la prensa local y también el cuidado de la ética periodística hacia quien entrevistamos.
Pero otro aspecto muy importante que no todas las veces se remarca es el siguiente: abordar una noticia o trabajar en la prensa oral en los medios radiales y televisivos – con perspectiva de género – tiene que ver con develar la posición de desigualdad y de subordinación de las mujeres y otras identidades disidentes. Es un rol fundamental que no sólo se le exige al periodismo, sino también a otros ámbitos como la salud y la educación. También hoy hablamos de trabajar con perspectivas de género.
Esto es muy importante porque cuando encaramos una noticia con perspectiva de género vamos a estar develando ciertas situaciones que muchas veces las pasamos por alto o como pasó en el caso de este periodista, promueven la desigualdad de género. Estamos fomentando la violencia simbólica que reproduce la desigualdad. Cuando hablo de alguien desprestigiándola o poniéndola en el lugar subordinado o no considerando los roles del cuidado, lo que estamos haciendo es reforzar la desigualdad de género.
Entonces: por un lado, la comunicación debe ser para develar las situaciones de desigualdad y por otro lado no reproducir esas situaciones que las vivimos de forma cotidianas desde las publicidades hasta el trato que recibimos sólo por el hecho de ser mujeres o parte de la disidencia sexual.”
