Tras el triunfo del domingo, el mandatario cordobés se apresta a ordenar y darle potencia al espacio alternativo a Cristina y Macri. Las condiciones que impondrá a Roberto Lavagna y Sergio Massa benefician en los hechos al gobernador salteño.
El gobernador Juan Schiaretti regresó ayer a su agenda de gestión y se encargó de enfatizar que no tiene aspiraciones a convertirse en precandidato presidencial. También descartó que – por el momento – vaya a encabezar una suerte de gran cónclave nacional definitorio sobre Alternativa Federal.
Lo que sí dejó en claro es que el hombre que fue reelecto con el 55% de los votos de Córdoba, seguirá impulsando el espacio peronista no K. “Desde el círculo íntimo del gobernador aseguran que está ´comprometido´ con el armado, pero no esperan que por ahora vaya más allá de lo que ya venía haciendo en privado y en los encuentros que mantuvo con los otros socios fundadores”.
De todos modos, se dejó entrever que Schiaretti ratificará algunos ejes ordenadores que favorecen en los hechos al gobernador salteño Juan Manuel Urtubey. Según publicó hoy el diario La Nación, el mandatario cordobés enfatizará que “si el economista Roberto Lavagna quiere ser candidato a presidente debe estar dispuesto a participar de la interna”. Eso no es todo. También defenderá la idea de que “Sergio Massa debería aceptar jugar en la provincia de Buenos Aires, donde el peronismo federal no tiene una figura importante”; ratificará que “no hay chances de abrir negociaciones y armar un frente que incluya a la expresidenta Cristina Kirchner”, tal como insiste una y otra vez el gobernador salteño, aunque Schiaretti también dejará en claro que “otra decisión que no se discute es que no habrá chances de sumarse al ´Cambiemos ampliado´ que pretenden algunos dirigentes, en especial los radicales que impulsaron la propuesta”, enfatiza el medio citado.
Respecto de las versiones que circularon en las últimas semanas de que Schiaretti podría aceptar ser candidato a presidente de mediar un «operativo clamor», sus más cercanos enfatizan que «no hay posibilidades» y mencionan dos factores: su vocación de gestionar Córdoba por tercera vez y la falta de tiempo que impediría posicionarlo a nivel nacional.