Silenciada por el relato histórico tradicional, el recorrido de esta heroína salteña anónima es un testimonio de la valentía y el sacrificio de las mujeres en la gesta independentista.
“El 3 de enero marca el nacimiento de una figura clave en la lucha por la emancipación de Sudamérica y Argentina: María Loreto Sánchez Peón, la espía del patriota Martín Miguel de Güemes. Esta heroína anónima, nacida en la ciudad de Salta, desempeñó un papel crucial en la liberación colonial, mostrando un coraje y astucia excepcionales” resalta en una semblanza publicada en el sitio El Destape.
Nacida en Salta durante el año 1777, la mujer era hija de un comerciante asturiano y una salteña y esposa de un comandante patriota – Pedro José Frías Castellanos – que luchó valientemente en la batalla de Tucumán.
“Su contribución a la causa patriota fue ingeniosa y audaz. Adoptando el disfraz de una vendedora ambulante, María Loreto espiaba a las tropas realistas. Con gran ingenio, empleaba granos de maíz para llevar un registro preciso de los soldados enemigos, una táctica destacada por Pacho O’Donnell en su obra «El grito sagrado», destaca la semblanza recién citada que agrega lo siguiente: “Un episodio destacado en la carrera de espionaje de María Loreto involucró un baile organizado por el general La Serna, donde utilizó la oportunidad para informar sobre una expedición enemiga. Su participación fue crucial en numerosos enfrentamientos, incluyendo la resistencia de la ocupación realista de Salta en abril de 1817, donde las mujeres jugaron un papel fundamental. María Loreto no estaba sola en su lucha. Formó parte de una red de espías conocida como «bomberas», que incluía a figuras destacadas como Juana Moro, Gertrudis Medeiros, Juana Manuela Torino, Celedonia Pacheco y Melo, María Petrona Arias, Martina Silva de Gurruchaga, Andrea Zernarrusa, y Magdalena “Macacha” Güemes. Estas mujeres, a través de diversas formas de resistencia, contribuyeron significativamente a la causa patriota”.
También se destacó por su labor en la organización de la red de inteligencia de la Vanguardia del Ejército del Norte, colaborando estrechamente con figuras como Antonio Álvarez de Arenales y Juana Azurduy de Padilla. Su servicio ininterrumpido desde 1812 hasta 1822 fue un testimonio de su incansable dedicación a la causa de la libertad.
“A pesar de su contribución significativa, María Loreto vivió sus últimos años en la pobreza, recibiendo una modesta pensión de la Sala de Representantes de Salta en 1856. Su historia, marcada por el valor, la astucia y la dedicación, es un recordatorio del papel fundamental que jugaron las mujeres en la lucha por la independencia de Argentina. Su legado, junto con el de sus compañeras, resalta la importancia de reconocer y celebrar a todas aquellas que sacrificaron tanto por el sueño de una nación libre” finaliza el escrito.