domingo 8 de diciembre de 2024
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La columna de Sandra Carral-Garcín | Derrames marítimos de petróleo: las características físicas de interés

Para abordar tales desastres son necesarias estructuras con la capacidad de análisis y reactividad que requieren los hechos, como así también personal experimentado en tales estudios.

Por alguna casualidad de la vida tuve el privilegio, hace una década, de haber vivido 3 meses en una maravillosa isla francesa en el Océano Índico, cercana a la isla Mauricio.

En el recuerdo mantengo ese océano imponente, cambiante, poderoso, infinito y puro. Para alguien nacido entre los cerros de Salta, este medio natural puede resultar muy impactante por lo diferente. Sin límite a la vista, sólo el horizonte inalcanzable.

Mis prístinos recuerdos fueron sacudidos por el terrible accidente ocurrido el 25 de julio pasado. Un carguero japonés que navegaba de China a Brasil cargado con 3.800 toneladas de combustible y 200 toneladas de petróleo* derramó 1.000 toneladas de ese combustible tras encallar con un arrecife de coral al este de la isla.

La zona afectada es conocida como patrimonio ecológico, conservado por una sucesión de gobiernos que han priorizado su valor ambiental. En efecto, el parque marino de Blue Bay es una reserva de equilibrio natural.

Genera inquietud pensar en los efectos de hidrocarburos oscuros como son el petróleo crudo y los petróleos combustibles -con mayor proporción de componentes de baja solubilidad y baja volatilidad, al mismo tiempo con una mayor viscosidad, según el Manual sobre el control de derrames de petróleo**-. Las constantes físicas que caracterizan a estos fluidos prolongan el tiempo de acción de los contaminantes. Aunque cabe diferenciar que en cuanto a la toxicidad, las fracciones más livianas lo son más, pero perduran menos, y los productos más pesados lo son menos, pero perduran más tiempo (las constantes físicas mencionadas dificultan la eliminación).

Por ello para abordar tales desastres, son necesarias estructuras con la capacidad de análisis y reactividad que requieren los hechos, asimismo dotadas de personal experimentado en tales estudios.

Ciertas características físicas de este tipo de productos, que son muy importantes a la hora de determinar sus efectos y la forma de abordar las operaciones de contención y limpieza, son el peso específico, la viscosidad, el punto de inflamación, el punto de escurrimiento, la tensión superficial, la adsorción, la formación de emulsiones.

En cuanto al peso específico, se aplica la gravedad en grados API, siendo un petróleo crudo “liviano” si su gravedad es mayor a 32 grados API, “pesado” con gravedad menor a 22 grados API, y “extra-pesado” con gravedad menor a 15 grados API. Queda claro que a mayor peso específico, menor gravedad en grados API. Las fracciones más livianas (naftas y gasolinas) se evaporarán según las condiciones de temperatura y vientos al principio del derrame.

La viscosidad es variable, según la naturaleza del producto y su temperatura. Mide indirectamente la resistencia a fluir (por lo cual condiciona la velocidad de propagación en el mar). Es baja para la gasolina, kerosene y petróleo diesel, siendo más importante para los petróleos combustibles.

El punto de inflamación es la mínima temperatura a la cual puede haber inflamación en presencia de llama. Es necesario tenerlo en cuenta para la seguridad de las operaciones de manipulación. A mayor presencia de compuestos livianos, menor punto de inflamación. En cuanto a petróleos crudos, gasolinas y solventes, los puntos de inflamación son cercanos a la temperatura ambiente.

El punto de escurrimiento tiene que ver con la presencia de parafinas. Suele considerarse en productos pesados, a bajas temperaturas. Al precipitar las parafinas del producto, impedirán su escurrimiento. Cuando no hay presencia de parafinas, interesa la viscosidad, siendo ésta inversamente proporcional a la temperatura (mayor viscosidad a menor temperatura, lo que dificultará el escurrimiento).

La tensión superficial es una propiedad que representa en este caso la tensión interfacial entre el aceite y el agua. Al ser ésta disminuida con la acción de agentes químicos dispersantes, se acelera la dispersión del contaminante. Si es mayor la superficie expuesta del producto, será más fácil evaporar, oxidar y biodegradar.

Para la adsorción, se utilizan materiales donde interesa la densidad (a menor densidad del material, se puede recoger mayor cantidad de producto contaminante por unidad de peso). Interesan materiales que puedan flotar en forma de esponja, mientras adsorben el petróleo crudo en su superficie.

La formación de emulsiones de agua en aceite o “mousses” (se conocen con el nombre de emulsiones A/P, en algunos casos con una proporción de 70% de agua), es un proceso natural que puede ser provocado por el oleaje, dependiendo del tipo y volumen de crudo. Es la viscosidad de estas emulsiones las que limitarán la velocidad de propagación.

En caso de no conocer el o los productos contaminantes, o para determinar las mezclas con la intención de definir los procedimientos, se procede a la recolección de muestras para su análisis (peso específico, punto de inflamación, punto de escurrimiento, rango de destilación, factor de caracterización, cenizas, asfaltenos y otros). El análisis físico-químico puede consistir en procedimientos de análisis elemental -para contenidos de azufre, nitrógeno, carbono e hidrógeno- y de análisis de elementos trazas -níquel, vanadio, cobre, etc.-, siendo estos últimos realizados con equipos de absorción atómica, espectroscopía de emisión o fluorescencia de rayos X.

A nivel de la composición molecular, las técnicas empleadas son la espectroscopía infrarroja, la cromatografía de gases y la espectrografía de masas.

Una vez determinado el contaminante, se cierra la etapa de la investigación con la correlación que permitirá definir las potenciales fuentes de la contaminación si éstas se desconocen.

Existen modelos para determinar la expansión del derrame de acuerdo con ciertas condiciones. Si se considera que la mancha de petróleo tiende a extenderse en una delgada película de gran superficie, que puede desplazarse por la acción de los vientos y corrientes, será necesario contener y concentrar el derrame.

Para ello, se aplicarán diferentes técnicas, según el tipo y ubicación del derrame y de las condiciones ambientales (además de definir cuál será el objetivo principal: mantener el derrame en un lugar determinado, mantenerlo alejado de un lugar, o dirigirlo hacia algún lugar).

Los métodos son 3, en general: con barreras mecánicas, con barreras neumáticas (aire) y con barreras químicas. Esta fase de contención puede ser la primera fase, pero será acompañada de los controles mencionados y de operaciones de limpieza.

Volviendo al caso ocurrido en las proximidades de la isla Mauricio, los esfuerzos provenientes de organizaciones no gubernamentales como Greenpeace y otras, más los de voluntarios y funcionarios del gobierno local, fueron reunidos para la contención y limpieza del derrame. Por ejemplo, se acondicionaron cilindros permeables con redes de pesca, hojas de caña de azúcar, botellas de plástico y cabello humano (100 cortes generan 1 kilogramo de cabello, 1 kilogramo de cabello absorbe 1 kilogramo de hidrocarburo). Razón por la cual aún continúan las donaciones de cabellos organizadas en peluquerías, que luego son enviadas a la zona del desastre.

Ante catástrofes similares que dejan tan enormes consecuencias, es claro que no siempre la capacidad de reacción de quien las sufre está a la altura de las circunstancias, de allí que la colaboración entre estados es fundamental. En este caso, el estado francés se comprometió a asistir al estado mauriciano (hay territorio francés en las proximidades).

Tales desastres ambientales son inmensamente dañinos, más allá de toda consideración técnica, y exigen acciones de “reparación” a la altura de las circunstancias. Lo que es fósil no debería dañar la vida.

 

Bibliografía:

*Isla Mauricio: Enorme derrame de petróleo causa un desastre ambiental

https://www.ecoportal.net/paises/isla-mauricio-enorme-derrame-de-petroleo/

**Manual sobre control de derrames de petróleo: versión preliminar (1981)

https://repositorio.cepal.org/handle/11362/18742

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