Ocurrió en el año 2022. Casi 30 mujeres reclamaron la filiación para los hijos nacidos por esa violencia sistemática. Ahora “muchas prefieren retirar las denuncias: se sienten juzgadas por el sistema judicial y por su propia comunidad”.
Así lo enfatiza la periodista Silvia Noviasky en un informe publicado hoy por el sitio El Diario Argentino al que tituló “Silencio y vergüenza: las denuncias de mujeres wichis esperan justicia”.
Allí la periodista salteña recuerda que más de veinte mujeres wichí de la comunidad Kilómetro 2 de Pluma de Plato en Morillo, denunciaron en 2022 las violaciones “en banda” y reclamaron la filiación para los hijos e hijas nacidos a partir de esa violencia sexual. Dos años después, pocas pudieron sostener el reclamo. “Dos años después, pocas pudieron sostener el reclamo” denunció.
El informe recupera también el testimonio de la antropóloga Eugenia Morey que acompañó el caso desde el principio y remarcó que “todas las mujeres que denunciaron abusos sexuales fueron madres” y reclamaban que hijas e hijos producto de la violencia sexual fueran reconocidos por sus progenitores. “Fue el camino para ese mínimo de justicia que es al menos la cuota de alimento”, explica Morey.
Silvia Noviasky resalta que el impulso de la denuncia partió desde otro horror: los cinco femicidios de mujeres originarias ocurridos en aquel 2022 “incluyendo el infanticidio de Pamela Flores, de solo 12 años”. Ese horror logró que las cámaras del todo el país enfocaran a esas “mujeres de polleras largas en medio de la tierra, que llegaban a las pantallas nacionales sólo cuando se les moría un hijo o hija por desnutrición, o por alguna catástrofe natural; también sufrían abusos sexuales”.
“Pasaron dos años de esas denuncias. La bengala se apagó: Octorina Zamora murió, las cámaras de los medios nacionales se fueron y las mujeres wichis quedaron de nuevo en medio del polvaredal, expuestas y sin respuestas” destaca el escrito que precisa otros puntos: que las investigaciones no avanzan, se cierran los casos, a veces son las mismas mujeres quienes deciden ´quitar la denuncia” y que lo único seguro hoy en Pluma de Pato, es que las mujeres que denunciaron no tienen reparación, justicia, ni tampoco calma. ´La gente dice que éramos ‘cualquieras’, que por eso tuvimos hijos sin padre´, cuenta Ana, una de las mujeres.
Dos años después de la atención mediática, muchas sienten que las denuncias por abuso sexual o los pedidos de filiación se volvieron en contra. Rosa Rodriguez, de la comunidad wichi El Carboncito (a 40 kilómetros del pueblo más cercano, Embarcación) cuenta que también los pedidos de filiación se pueden volver una pesadilla. La mujer originaria asegura que una amiga suya ´sufrió abuso de su profesor y ahora dice que se quiere quitar la vida´. De ese abuso nació una niña que fue reconocida legalmente, pero que padece la violencia del progenitor: ´No se quiso acercar a la niña, le demostró desprecio y le hizo sentir mal, le dice que es negra´, asevera Rosa”, destaca el informe.
Morey, por su parte, agregó que “las denuncias se quitaron a raíz de presiones”. Oficialmente, sin embargo, no se pudo saber en cuántos casos se iniciaron causas, y en qué estado judicial se encuentran.
La Asesoría de Menores e Incapaces de Embarcación asegura que fueron quince las mujeres que solicitaron en 2022 que sus hijos e hijas fueran reconocidos por sus progenitores. Se pudo lograr en ocho casos. “Los demás fueron por trámite judicial, porque no reconocieron paternidad y ahí se irá a prueba de ADN”, especificó el asesor de Menores e Incapaces de Embarcación, José Cortez, quién representó a las infancias y adolescencias.