En su habitual columna de género en nuestro programa, Esmeralda Siuffi se refirió a la avanzada antifeminista en América Latina.
«La reacción conservadora en Brasil y Argentina se cobra cada milímetro de las conquistas en materia de derechos humanos que las mujeres como movimiento habíamos logrado», aseguró Esmeralda Siuffi en su habitual columna de género en Cuarto Oscuro, nuestro programa de radio.
«Hace un año atrás, el 3 de agosto de 2018, la Directora Ejecutiva de Amnesty International Argentina, Mariela Belski, planteaba que Argentina estaba ‘a punto de consolidarse como un referente en el avance hacia la protección de los derechos de las mujeres en caso de aprobar la legalización del aborto’. También indicaba que ‘durante el debate se viene registrando un notorio activismo de la jerarquía de la iglesia católica con acciones y estrategias por demas cuestionables’.
Al presente, la misma organización publicó un video donde dos legisladores salteños de carácter nacional -Olmedo y Martín Grande, reconocidos como orgullosos macristas- esgrimían sus discursos en contra de la despenalización del aborto, con argumentos que distan de una argumentación como tal», seguía.
«Lo burdo, mediocre y deshumanizante de los mismos -explicaba-, constituyen la vergüenza de Salta a nivel internacional en materia de derechos humanos. Y ademas de ser políticos en funciones electoralmente elegidos por la mayoría del pueblo salteño, pretenden continuar sus carreras políticas con cargos electivos de mayores responsabilidades. Su presencia en las bancas del Congreso Nacional constituyen una estafa a la democracia argentina ademas de la vergüenza internacional de su lamentable performance como oradores».
Siuffi volvía a citar a Mariela Belski, quien en su informe sobre Argentina aseguraba que «despenalizar el aborto no es una concesión hacia las mujeres, es un imperativo de derechos humanos que Argentina hace años está incumpliendo».
«Por otra parte en Brasil, Damares Alves, la Ministra de Familia, Mujer y Derechos Humanos que asumió como tal en la presidencia de Bolsonaro, afirmó basándose en que especialistas le dijeron tal cosa, que las niñas de la Amazonia son violadas porque no tienen calzones, las niñas no usan calzones porque son pobres. Se trata de la misma ministra, pastora evangélica ella, que al asumir, anunciaba la llegada de una ‘nueva era’, donde los niños se vestirían de azul y las niñas de rosa. Cuando en realidad está relegitimando la crueldad de la colonización en América y fetichizando la solución a los abusos sexuales que padecen las niñas originarias de las Islas del Archipielago de Tapajos, al indicar que se deben instalar fábricas para hacer esas ‘prendas’ -bombachas- y divulgar su uso», explicaba.
«Tanto en Argentina como en Brasil urge que la ciudadanía desplase de sus cargos a políticos y funcionarios sean estos hombres o mujeres, cuando el tratamiento que le otorguen a los asuntos referidos a las mujeres y nuestros derechos sea de esta calaña. Entre marsupiales, cementerios y bombachas, lo único cierto, es que Olmedo, Martín Grande y Damares Alves, comparten el sostener desde la jerarquía política un sistema patriarcal a costa de la vida y derechos humanos de las mujeres», finalizó.
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