miércoles 11 de diciembre de 2024
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La columna de Sandra Carral Garcín | La calidad del aire tras la cuarentena por el COVID-19

La ingeniera analizó en Cuarto Oscuro la disminución de contaminantes en el aire como resultado de la cuarentena. Las muertes por coronavirus en el mundo representan el 6% de las muertes prematuras por contaminación del aire exterior.

El 22 de abril pasado se ha celebrado el Día Internacional de la Tierra (este año centrado en el ODS -Objetivo de Desarrollo Sostenible- N°13 Acción Por El Clima), instaurado hace 50 años para la concienciación tanto de los gobiernos como de los ciudadanos, de los múltiples problemas en los cuales es necesario trabajar para la sostenibilidad del planeta.

Veinte millones de personas salieron a las calles en 1970 para protestar por la crisis ambiental provocada por los derrames de petróleo, el smog y la contaminación de los ríos. Este año por la particularidad de la crisis sanitaria a partir de la pandemia por COVID-19, se ha vivido con características diferentes para cumplir con la cuarentena practicada en nuestro país y en varios países del mundo.

Habiendo sido trastocado el ritmo de la actividad humana de tal manera, cambios inauditos han podido observarse durante la cuarentena a nivel del planeta.

Justamente, los efectos de este paro obligado de actividades han producido la importante disminución de contaminantes presentes en el aire, como el NO2 -dióxido de nitrógeno-, producto de la combustión a altas temperaturas de combustibles fósiles, y cuya variabilidad puede medirse poco después de haber tenido lugar.

Establecer una correlación en cuanto a la variación de la emisión de gases de efecto invernadero, por el momento sería precipitado puesto que habitualmente se produce un aumento estacional del CO2 -dióxido de carbono- justamente en los meses de abril y mayo, por lo cual convendría esperar las conclusiones de los estudios que se llevan a cabo anualmente para una comparación año a año (recordemos que 2019 fue un año de aumento en las emisiones de este tipo, en lugar de la disminución esperada para poder concretar las metas deseadas de variación de la temperatura global, según lo establecido en el Acuerdo de París para la mitigación del cambio climático).

Centrándonos en la mejora de la calidad del aire, en nuestra ciudad, Salta Capital, sólo podemos hablar cualitativamente, por la observación visual, en cuanto a la disminución de la nube de smog que habitualmente divisamos.

Rescatando los datos de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -APrA-, donde se monitorea este importante parámetro ambiental (siendo las mediciones en general dentro de los estándares establecidos por la OMS -Organización Mundial de la Salud-), se ha verificado una disminución del 50% de las mediciones en relación al mismo período en 2019 (entre el 20 y 25 de marzo, en cuanto hace a MP 10 -material particulado menor a 10 micrones-, CO -monóxido de carbono-, NO -óxido de nitrógeno- y NO2 -dióxido de nitrógeno-).

Estimaciones de la OMS en 2016 relacionan la incidencia de los efectos de la contaminación del aire en zonas urbanas y rurales de todo el mundo con 4.200.000 muertes prematuras por año. Se enfatiza como causa de esta mortalidad, la exposición al particulado MP2,5 -material particulado menor a 2,5 micrones-. Así como se aproximan las causas de mortalidad según el siguiente detalle: el 58% (2.436.000 casos) de estas muertes prematuras provocadas por cardiopatías isquémicas y accidentes cerebrovasculares, 18% (756.000) por enfermedad pulmonar obstructiva crónica e infecciones respiratorias agudas, 6% (252.000) por cáncer de pulmón (18%, 756.000 casos, sin definición indicada). En relación con los casos de muertes prematuras por cáncer de pulmón, el factor de riesgo está compartido con el consumo de tabaco.

En 2013, una evaluación del Centro de Investigaciones sobre el Cáncer de la OMS, estableció la carcinogenicidad del aire exterior contaminado (relación entre el particulado aéreo con el cáncer de pulmón y el aumento del cáncer de vías urinarias y vegija).

De allí que, en vías de propender a una disminución en estos factores de riesgo de enfermedades no infectocontagiosas, que exceden la voluntad de los ciudadanos por quedar bajo la potestad de las regulaciones de los gobiernos con la aplicación de políticas públicas, las recomendaciones de la OMS se han centrado en metas de los ODS N°3 Salud y Bienestar, ODS N°7 Energía Asequible y No Contaminante, ODS N°11 Ciudades y Comunidades Sostenibles (indicadores relacionados, citados respectivamente: 3.9.1 Mortalidad por Contaminación del Aire, 7.1.2 Acceso a combustibles y tecnologías limpios, 11.6.2 Calidad del Aire en las Ciudades).

Es claro que para poder observar la evolución de la aplicación de tales políticas públicas en relación con el mejoramiento de la calidad ambiental del aire exterior, es necesario contar con el equipamiento apropiado, sobre todo en las zonas de mayor concentración de actividades generadoras de estos contaminantes (urbanas o no).

Tal vez, estemos a tiempo de un cambio de tendencia en la voluntad política de quienes nos gobiernan. Es deseable una proclividad al trabajo efectivo en cumplimiento de los compromisos tomados en relación con los 17 ODS -Objetivos de Desarrollo Sostenible- de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, después de los esfuerzos comprometidos para la lucha contra la COVID-19, el que ha sido, y es, un enorme esfuerzo sanitario y económico llevado a cabo también por la población.

Los salteños venimos esperando ya 2 décadas para la medición de un parámetro tan importante como es la calidad del aire (establecido por la Ley Ambiental Provincial N°7070/2000). No se trata de un capricho ambientalista (no faltan los negacionistas en cuanto a estos aspectos, tanto como en cuanto a la incidencia de los gases de emisión de efecto invernadero en el cambio climático).

No será posible incorporar herramientas con las cuales se está trabajando a nivel internacional, sin el monitoreo correspondiente. Y el análisis de estos datos también interesa para relacionar la morbilidad (no sólo la mortalidad) con la calidad del aire.

Concluyo con una comparación en relación con la mortalidad por COVID-19, que es una enfermedad infectocontagiosa. A la fecha, habiendo sido reportados 251.099 casos fatales a nivel mundial, representan el 5,98% de los 4.200.000 de muertes prematuras por contaminación del aire exterior (según la estimación citada anteriormente). Es decir, a nivel global, la contaminación del aire es una muy importante “pandemia” (entre comillas, puesto que no aludo a un fenómeno de carácter infeccioso), y mucho más si tenemos en cuenta la morbilidad (asma, alergias, enfermedades respiratorias, etc.) asociada al problema.

Es hora de que se tomen todos los recaudos necesarios, para asegurar en la provincia, el derecho humano fundamental que representa la salud, comenzando por identificar, medir y mitigar las causas que provocan la contaminación aérea por causa de actividades humanas (industrias, transporte, quema de residuos, etc.) y proveer a la resiliencia mediante la conservación de áreas naturales y espacios verdes.

Para más información:

La Ciudad mejoró en un 50% la calidad del aire:

https://www.buenosaires.gob.ar/jefedegobierno/ambiente/noticias/mejoro-la-calidad-de-aire-de-la-ciudad-durante-la-cuarentena

Calidad del Aire y Salud (OMS):

https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ambient-(outdoor)-air-quality-and-health

ODS Objetivos de Desarrollo Sostenible:

https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ambient-(outdoor)-air-quality-and-health

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